El ex presidente del Banco Central, Aldo Pignarelli, dialogó esta mañana con la 99.9. Opinó que, para mejorar la situación del país, se debería cambiar a los integrantes del Ministerio de Economía y las políticas en esta materia. “Hay que cambiar el equipo, después veremos si cambiamos al técnico o al presidente del Club”, señaló.
La situación actual de la economía argentina podría haber sido muy distinta si se hubiesen tomado decisiones más acertadas en cuanto al dólar y la política exterior. Así opinó esta mañana en la 99.9 el ex presidente del Banco Central, Aldo Pignanelli, tratando como “brutos” a los integrantes del equipo económico de la presidenta Cristina Fernández.
“Toda América Latina no sabe qué hacer con los dólares. Les pasa a Bolivia, Paraguay, Chile, Colombia, Brasil y Uruguay. Si uno compara esos países con lo que nos pasa a nosotros, si observamos que los ingresos por soja en el 2002 eran de 5 mil millones de dólares y este año llegarán a 26 mil millones de dólares, digo que en este contexto hay que ser bruto para tener una corrida cambiaria y problemas con la disponibilidad del dólar”, explicó en principio.
Lo que ocurre en Argentina con la divisa norteamericana tiene una explicación sencilla para el contador: “esto empieza a reflejar lo ‘desaguizado’ de políticas macroeconómicas basados en el consumo artificial, sin saber qué pasa con la inversión y el aumento de la oferta. Un modelo que dice que se va a financiar con el ahorro interno. Sabemos por nuestra historia cómo termina esto”.
Dentro de los grandes gastos que quiebran el balance económico está lo que concierne al sector energético: “el tema no es una matriz que se resuelve de un año para otro, son varios años de estrategia. La mayoría de los países latinoamericanos, más del 80% de la energía que generan es hidroeléctrica; mientras que en el caso nuestro, es al revés: tenemos 20% de energía hidroeléctrica, un 5% atómico y el otro 75% es termoeléctrica que requieren gasoil y gas para sostenerlas; justamente, lo que no producimos por falta de inversión”, indicó Pignanelli. Y precisó que esto se provoca por “el error en la política de precios”.
Todo el contexto parecía sumamente favorable, y mucho se ha hablando de eso. Pero los orígenes de este buen pasar también fueron explicado por el especialista: “hablo de brutalidad porque la oportunidad es única. En la crisis del 2009 Estados Unidos tuvo que inyectar una gran cantidad de dólares que hizo bajar la tasa de interés casi al cero por ciento, y todo esto fue aprovechado por los países latinoamericanos. Ellos tuvieron fuertes inversiones directas, pudieron reestructurar su deuda externa con muy bajas tasas de interés y largo plazo, duplicaron sus reservas en el Banco Central; una serie de hechos que hacen que América Latina esté pasando por un momento macroeconómico muy bueno”.
A pesar de todo ello, Argentina quedó fuera del viento de cola: “los únicos que no estamos en esa fiesta somos nosotros y tenemos que preguntarnos por qué. Tenemos estos brutos que han hecho todo mal y quieren tapar el sol con una mano. ¿Con qué cara mirará el Gobierno a un trabajador al que le están reteniendo 1.000 o 1.500 pesos por mes de su sueldo con Impuesto a las Ganancias, cuando los corruptos que viven del Estado pueden blanquear a costo cero sus robos? Todos estos errores, a la larga, se terminan pagando”.
Pensando en una solución, Pignarelli utilizó una metáfora futbolística: “para que se lleven la plata está el tema de la corrupción, pero también la desconfianza hacia el Gobierno. Esto se puede remediar cambiando la política y los jugadores; por lo menos, el equipo económico. Con estos jugadores el país se fue al descenso, entonces ahora hay que cambiar el equipo y después veremos si cambiamos al técnico o al presidente del Club”.
Las correcciones deben ser pocas, acompañadas por nuevas caras en el Ministerio de Economía: “ojalá me hubiera tocado a mí esta situación y no la del 2002, con una soja que nos deja tantos dólares por año, con un gran flujo de dólares a nivel internacional. Este país estallaría, en el buen sentido, con pocas cosas y poniendo gente creíble”.