La obligación de no quedar retrasadas ante el cambio tecnológico de la convergencia hace que las “telcos” se pongan en la primera línea para invertir. Además, la fusión Telecom-Cablevisión funcionó como un factor acelerador del proceso, que obligó a los demás jugadores a ponerse a tono. Lo que viene.
En momentos en que el Gobierno busca impulsar las inversiones en la economía real, hay un sector que le está dando muy buenas noticias: el de las telecomunicaciones.
Los principales jugadores del negocio ya comprometieron desembolsos récord para este 2018.
Entre Telecom, Telefónica y Claro tienen previsto activar proyectos hasta diciembre próximo por la friolera de u$s3.000 millones.
Se trata de una cifra que equivale a cerca de un 0,5% del PIB y que resulta 20% superior respecto de los u$s2.500 millones registrados durante los dos años anteriores. I.
Así, la primera consecuencia positiva del inicio de la competencia da muestras de estar cumpliéndose: hay previsión de mayores inversiones.
Se trata de un escenario decisivo para el macrismo, en tiempos en que los desembolsos en “fierros” avanzan con lentitud en otras industrias.
Y, especialmente, en momentos en que la imagen positiva que registraba la gestión en octubre cae de manera estrepitosa debido a decisiones políticas que, por un lado, contradicen el discurso de la transparencia y, por el otro, parecen desacertadas en una batalla más agresiva contra la inflación.
Proyectos en marcha
En términos comparativos, el monto que desembolsarán las tres principales operadoras supera largamente los u$s2.000 millones que en 2017 se comprometieron a aportar las empresas que ganaron los procesos para generar energías renovables en un plazo de dos años, según datos de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional.
Además, es una cifra que se acerca a los u$s3.600 millones que motorizó un actor fundamental de la economía argentina, como el agroexportador, a través de las ventas al exterior de aceite de soja, el tercer producto que más divisas genera en el sector.
Hasta ahora, el proyecto que generó el mayor impacto fue el de Telecom porque agrupó los u$s5.000 millones que efectuará entre 2018 y 2020,
En el marco del proceso de su fusión con Cablevisión, la compañía destinará sólo este año u$s1.300 millones al despliegue de su infraestructura de red móvil y fija.
Pero Claro también estaría por sumarse a la carrera. La firma venía realizando desembolsos en torno a los u$s400 millones anuales, pero estaría a punto de tomar la decisión de llevar esa cifra hasta los u$s1.000 millones.
De terminar de confirmarse esta versión, que acumula meses de evaluación a la espera de un anuncio oficial, se convertiría en el segundo principal inversor del sector en este año.
En paralelo, hay que sumar a Telefónica, que para este 2018 prevé destinar más de $14.000 millones, es decir, más de u$s700 millones al tipo de cambio actual.
En síntesis, entre estas tres compañías -que concentran la totalidad de los abonados de telefonía móvil y a más del 70% de los clientes de banda ancha del país-, estarían inyectando los mencionados u$s3.000 millones.
Claro que es una cifra que está en revisión y que podría ampliarse levemente, dado que el resto de los operadores de telecomunicaciones también se encuentran embarcados en nuevos proyectos.
Uno de ellos es iPlan, que para este año prevé aportes en torno a los u$s26 millones. Se trata, en realidad, de un ajuste sobre la inversión prevista para este año que, en principio, iba a ser de $350 millones, pero que ahora se estima en $500 millones debido a la mayor demanda que el servicio está teniendo en el corredor norte del Gran Buenos Aires.
Allí, la empresa está desplegando su red de fibra óptica, según anticiparon antes del cierre de 2017.
Del lado de los cableoperadores, Supercanal también estaría preparando una importante inversión en fibra óptica.
La compañía viene muy retrasada en cuanto a actualización tecnológica y, si bien crecen las versiones que sostienen que se encuentra en proceso de venta, tal como informó iProfesional, lo concreto es que el mismo Grupo América se ocupó de informar que obtuvo un préstamo por $800 millones, es decir, cerca de u$s40 millones para encarar esa tarea.
Las cableoperadoras más pequeñas no se quedan al margen. Tienen la misma necesidad de fortalecerse en el mercado más allá de que la regulación aún las protege.
En teoría, la competencia se ampliará a todo el país a partir de 2019, aunque siempre con limitaciones en las localidades de menos de 80.000 habitantes. Y construir nuevas redes no es algo que pueda realizarse de la noche a la mañana.
Sin fibra óptica no hay capacidad de supervivencia en el mercado de la convergencia. Tal como se están modificando los consumos digitales, y en un marco donde todavía hoy reinan más incertidumbres que certezas a nivel de negocios, lo único que marca cierta seguridad es contar con infraestructura como para responder a las demandas que van planteando los usuarios.
“Las inversiones van a aumentar en función de la mayor competencia. Si miramos a la región, vemos que entre 2017 y 2020 los desembolsos en infraestructura en América latina alcanzarán los u$s67.700 millones”, señala a iProfesional, Sebastián Cabello, director de la GSMA para América latina.
“Los proyectos enfocados en redes van a ser críticos. Todas las empresas van a tener que destinar grandes fondos para levantar antenas. El uso de la infraestructura va a ser tan importante que, en simultáneo, van a aparecer otros negocios, como el de las torreras”, agregó.
Si se consideran las inversiones argentinas de telecomunicaciones del 2017 y las previstas para este 2018, y se las proyecta hasta 2020, entonces la Argentina estará aportando el equivalente al 17% de toda la región.
Claro y su gran apuesta
De confirmarse el plan de Claro, la filial argentina del grupo que comanda el magnate mexicano Carlos Slim estaría dando un gran “batacazo”.
Hasta ahora, esta empresa venía realizando inversiones en torno a los u$s400 millones por año, monto que oficialmente no se ha modificado. Llevar esa cifra hasta los u$s1.000 millones, como se asevera en el mercado, implicaría más que duplicar la apuesta.
Una mirada sobre su balance permite anticipar algunos cambios en la estrategia: hasta septiembre de 2017, la compañía contaba con 663.000 Unidades Generadoras de Ingresos Fijas (UGis), una manera de denominar a las conexiones de más alta calidad, como la fibra óptica, que llega a los hogares.
Esa cantidad alcanzada hasta ahora -el balance final del año se dará a conocer el próximo 14 de febrero- se incrementó en un 10% de manera interanual, mientras que durante el período anterior dicha variación había sido del 6%. En otras palabras, la compañía redobló el esfuerzo en ese segmento.
A principios de este 2018, la operadora fue autorizada por el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) a brindar servicios de televisión paga en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, así como en los partidos de Hurlinghan, Morón, Tres de Febrero y Vicente López, en el Gran Buenos Aires, y en la ciudad capital de Salta.
Ahora, al igual que Telefónica, espera que el Gobierno emita el esperado Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que le permita utilizar la tecnología satelital para tal fin y, así, iniciarse en ese negocio a través de esta alternativa inicial.
Desplegar fibra óptica es plantarse mejor hacia adelante, cuando el mercado comience a madurar en oferta de servicios empaquetados. El cuádruple play será un objetivo.
Con la mira en nuevas licitaciones
Entre 2016 y 2017, la inyección de fondos realizada por el sector se mantuvo en los u$s2.500 millones. A ese nivel se llegó luego de que se licitaran frecuencias para iniciar los despliegues de las redes 4G que exigieron a las empresas a abrir sus billeteras.
Por eso, en caso de que este año se convoque a una nueva licitación de espectro -sea de las frecuencias de 700 mhz que devolvió Vila-Manzano por su frustrado acceso a 4G en tiempos de la gestión anterior o de otras bandas- los más de u$s3.000 millones estimados podrían incrementarse un poco más.
Si, efectivamente, hubiese un proceso de adjudicación, esto a su vez impulsaría nuevas inversiones hacia adelante, afirman en el mercado.
De darse ese escenario, nadie duda de que los montos previstos podrían pegar un nuevo salto y, además, tener un efecto dominó de cara a 2019.
“La convergencia impulsa una mayor competencia convergente ya no sólo entre los operadores conocidos sino entre otras empresas que proveen servicios y que comienzan a ser parte de nuevos negocios que se crean. Porque al proveer servicios, esas compañías también van a competir entre sí”, describió Cabello.
No será, sin embargo, el único aspecto a analizar. También habrá que observar detenidamente qué ocurrirá con el proceso de fusión entre Telecom y Cablevisión, tanto desde el punto de vista regulatorio como desde el aspecto estrictamente privado.
El mercado estará muy atento al futuro dictamen que fije la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) y al contralor que, desde su lugar, efectúe el Enacom. Y sobre eso decidirá si sube la apuesta inversora o no.
A su vez, la fusión entre Telecom y Cablevisión presenta sus complejidades. Y los competidores de la ahora empresa más grande de telecomunicaciones del país, estarán atentos a sus potenciales debilidades para atacar esos flancos.
¿Eso exigirá nuevos desembolsos? Dependerá de la lente con que cada operador haga su análisis y del gran angular que apliquen en cada caso.
Por lo pronto, el primer pantallazo del año luce positivo. Pero en una Argentina donde las cosas pueden cambiar en un chasquido sin que sorprenda a nadie, lo que hoy entusiasma, mañana podría tener otra lectura.