Una ciudadana senegalesa fue condenada a dos años de cárcel y 10.000 euros de indemnización por haber permitido la mutilación genital de su hija de tres años.
La Audiencia Nacional de España condenó a dos años de cárcel a una madre que sometió a su hija a una ablación en su país. La intervención fue detectada en una revisión médica que se le realizó a la niña en Cataluña, luego de que la mujer y sus hijos llegaran a España en 2010 para reencontrarse con el marido.
Se trata de la primera sentencia impuesta a una madre por una ablación realizada fuera de España. Anteriormente, la Audiencia de Teruel condenó a unos padres originarios de Gambia por someter a su hija de ocho meses a una mutilación genital, cuando residían ya en España, donde esta práctica es ilegal.
Ahora, la madre está obligada a pagarle a la niña 10.000 euros de indemnización y se le impuso una pena de dos años de cárcel por el delito de lesiones en su modalidad de mutilación genital.
La sección cuarta de lo Penal de la Audiencia Nacional ha impuesto una pena menor, de siete años, a pedido del fiscal, entendiendo que la madre desconocía que la ablación fuera delito en España, ya que cuando se le informó que su hija había sido mutilada reaccionó con “total normalidad, con indiferencia y sin sorpresa”. Además, el padre fue condenado a seis años de cárcel por ser conocedor de la prohibición de la práctica de la ablación en España.
En este caso, la Audiencia Nacional condenó a la mujer argumentando que “el principio o presupuesto normativo en España es el respeto a los Derechos Humanos por parte de los extranjeros que llegan a nuestro país, sin que éstos puedan eludirse en base a razones de tipo cultural, religioso o ideológico”.
La mujer llegó a Cataluña en 2010 con sus cuatro hijos después de que su marido residiera en España desde 1999 y consiguiera un permiso para reagrupar a su familia. Ese mismo año, la familia acudió al centro de atención primaria de Premià de Mar en Barcelona, donde un médico notó que a la niña se le había extirpado el clítoris y presentaba secuelas como sinequia o adherencia de labios menores, que precisará tratamiento quirúrgico.
Si bien la madre afirmó que se enteró ese día de la mutilación, en sus declaraciones comentó que dejó a su hija unos meses en la aldea donde vive su abuela. Un enfermero afirmó que los padres no se mostraron sorprendidos con la noticia porque era un hecho cultural en África e, incluso la madre alegó que ella misma sufrió también esa mutilación. Por todo esto, la justicia española consideró que la lesión fue causada “directamente por la acusada o por otra persona con su consentimiento, antes de venir a España, como consecuencia de motivos religiosos y culturales imperantes en las zonas rurales de Senegal”.