Confirmado: la dieta mediterránea cuida el cerebro y puede evitar la demencia

La dieta propia de países del sur de Europa han demostrado un gran potencial para prevenir enfermedades neurológicas.

La dieta mediterránea, basada en frutas y verduras, grasas saludables -como el aceite de oliva- y el consumo de granos enteros, entre otras características, ha destacado desde hace años por proporcionar beneficios a nivel cardiovascular y disminuir el riesgo de muerte prematura. Pero, poco a poco, ha sido capaz de demostrar más beneficios si cabe.
Cabe destacar que ni esta dieta, ni otras dietas saludables como la dieta DASH o la dieta MIND son perfectas, pero actualmente sí han demostrado un mayor potencial saludable respecto al resto. Ahora a toda esta lista de beneficios proporcionados por la Dieta Mediterranea, incluído el hecho de prevenir los ictus, se suma otro beneficio más: prevenir la demencia, mejorando la salud cerebral.

La dieta mediterránea y la salud cerebral

En el trabajo, presentado recientemente en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer, los investigadores llegaron a la conclusión de que la Dieta Mediterránea y una versión modificada de la misma, la dieta MIND, pueden mejorar las habilidades cognitivas y reducir el riesgo de demencia entre un 30% y un 35%.
Si bien es cierto que el estudio se realizó en individuos de una edad media de 68 años, los científicos aseguran que sus resultados son igualmente relevantes para el público en general.
Para su investigación, Claire McEvoy y sus colegas de la Universidad de California analizaron los hábitos de casi 6.000 personas de Estados Unidos. Tras ajustar los datos en base a edad, sexo, raza, nivel educativo, estilo de vida y nivel de salud previo -sufrir obesidad, hipertensión, diabetes, depresión, consumir tabaco o ser inactivo físicamente-, los investigadores demostraron que ambas dietas eran capaces de reducir el riesgo de demencia alrededor de un 30%-35% en total.

Los otros estudios que relacionan dieta y salud cerebral

Por otro lado, según publica MedicalXpress, otro estudio similar en Suecia analizó los hábitos de 2.223 personas de 60 años o más durante seis años, fijándose en sus hábitos dietéticos y comparándolos con un índice dietético nórdico denominado NPDP.
Tras comparar el NPDP con otras dietas saludables, como la dieta mediterránea, dieta MIND, dieta DASH y la dieta BSD -o dieta del Mar Báltico-, los investigadores analizaron los efectos de dicha dieta sobre la memoria y las habilidades cognitivas. Según sus resultados, un alto índice NPDP se vinculaba con una menor disminución de las habilidades cerebrales. Asimismo, se detectó que la dieta Mediterránea y la dieta MIND obtenían buenos resultados en dicho índice; por su parte, la dieta DASH y la dieta BSD no obtuvieron ninguna relación en las mejores de la memoria y las habilidades cognitivas.
En un tercer estudio, los investigadores analizaron determinados componentes de la dieta y su relación con las moléculas inflamatorias en 330 personas sanas con una edad media de 79 años. Según sus resultados, la elevada ingesta de colesterol, beta-carotenos y luteína por un lado, y la baja ingesta de ácidos grasos omega-3, calcio y vitaminas B1, B2, B5, B6, D y E aumentaban la cantidad de moléculas inflamatorias circulantes en sangre. Asimismo, llevar a cabo una dieta de estas características también producía una reducción de habilidades cognitivas como la toma de decisiones, la impulsividad o la flexibilidad mental. Finalmente, no hubo relación entre esta dieta y la memoria, el lenguaje o las habilidades visuoespaciales.
Un cuarto estudio buscó la relación entre la dieta y el riesgo de demencia. Se usaron datos del Women’s Health Initiative Memory Study de Estados Unidos, el cual ha registrado datos sobre el estilo de vida -como la dieta- de mujeres de EE.UU. durante un máximo de 20 años. En total, tras analizar datos de 7.057 mujeres, teniendo en cuenta también cuántas de ellas desarrollaron demencia durante un seguimiento de 10 años, se llegó a la conclusión de que aquellas mujeres que llevaban una dieta similar a la dieta MIND tenían un menor riesgo de demencia.