Gendarmería ubicó la impresora y es de la UFI 4. Ahora quieren saber qué computadora usaron.
Era un secreto a voces, pero ahora existe un documento oficial que forma parte del expediente que llevan adelante las fiscales Ana María Medina y Betina Lacki, quienes investigan el misterioso ataque sufrido por su colega Fernando Cartasegna a principios del mes de mayo pasado. Se trata de un informe de Gendamería, que confirma que los panfletos intimidatorios contra el titular de la UFI Nº 4 de La Plata, que lo relacionaban con el fallecido fiscal federal Alberto Nisman, efectivamente salieron de su propia oficina, según dijeron ayer a este diario calificadas fuentes judiciales.
A partir de esta noticia, la primera pregunta que muchos se volvieron a hacer en los pasillos de tribunales fue: ¿Con esto puede tambalear la causa? Los pesquisas consultados por EL DIA, por lo pronto, optaron por la cautela.
“Vamos a empezar a tomarle declaración a todos los empleados de la fiscalía para saber quiénes tenían acceso a la impresora con la que hicieron los folletos. De esa manera achicaremos el círculo de probabilidades”, aseguró uno de ellos.
“Ahora los peritos de Gendarmería están intentado determinar qué computadora usaron. Si fue una de la fiscalía, si bajaron las imágenes desde una notebook o algún otro dispositivo portátil o hasta si actuó un hacker”, agregaron.
Y fueron más directos: “No descartamos, si se reúnen otros elementos de cargo, que pueda existir una posible imputación por falsa denuncia”.
Se trataría de la notificación de los artículos 1 y 60 del Código de Procedimiento Penal bonaerense, que establece los derechos que le asisten a todo acusado por un delito, principalmente, el de ejercer su defensa en juicio.
SOSPECHAS
Como se recordará, el fiscal Cartasegna, al referirse al primer ataque que sufrió -el 29 de abril- a metros de un boliche de 8 y 57, donde tenía estacionado su coche, dijo que había sido interceptado por tres personas que usaban ropas similares a la de la Policía y que, en medio de una andanada de golpes y malos tratos, le refirieron que se cuidara y, que cuidara a sus hijos, ya podía convertirse en el próximo Nisman.
Incluso, esa misma noche, declaró que en su casa de Gonnet aparecieron varios papeles con fotos suyas y del fiscal federal muerto, por lo que los interrogantes a esta altura de la historia son varios: si Gendarmería confirmó que esos folletos se imprimieron en la UFI Nº 4, ¿Cartasegna contó verdaderamento lo que sabía? ¿Pudo ser el propio fiscal el que los llevó a su vivienda? ¿Existió esa agresión inicial en la que le hicieron referencia a Nisman? ¿Quién dejó los panfletos pegados en el baño de las fiscalías?
También muchos dicen, si ahora está en duda la credibilidad del relato del fiscal por esta situación de la impresora, ¿alguien lo obligó realmente a escribir la palabra Nisman con azúcar el día que, se supone, estuvieron cerca de estrangularlo?
Se refieren al 3 de mayo último cuando, dentro de la dependencia a su cargo, Cartasegna apareció maniatado, amordazado, con aparentes marcas en su cuerpo y semidesvanecido.
Demás está decir que, lentamente, el móvil vinculado a una consecuencia directa por algunas de las investigaciones que llevaba adelante, por prostitución, trata de personas, juego clandestino o estupefacientes, ha perdido bastante terreno, para cedérselo a la pista del presunto conflicto por una cuestión de índole personal.
En definitiva, Cartasegna aparecería hoy cuestionado, con diversos frentes abiertos (ver aparte), licenciado de sus funciones y hasta internado en un centro médico especializado en patologías psiquiátricas.
LO QUE SE DIJO
Meses atrás el fiscal Cartasegna debió apartarse de la tramitación de las causas a su cargo luego de que sufriera tres ataques intimidatorios, presuntamente por sus investigaciones, y se ordenaran pericias psiquiátricas para determinar su salud mental, lo que incluyó también relevamientos en su despacho, en el marco del cual se detectó la desaparición del expediente de la causa Bru.
Cartasegna, entre varias intimidaciones, sufrió el referido intento de ahorcamiento y fue golpeado, maniatado y encerrado en su despacho, donde apareció en el piso escrito con azúcar el apellido “Nisman”, en referencia al fallecido fiscal de la causa AMIA, muerto en enero de 2015 en Puerto Madero, luego de denunciar a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner por encubrimiento de iraníes vinculados a ese atentado.
Días después dos de los custodios de su vivienda fueron agredidos con disparos de armas de fuego por agresores que fugaron.