Con solo 29 años, Carolina Barone coordina las políticas de género del Ministerio de Seguridad para que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres.
Las políticas de flexibilidad con foco en la mujer están avanzando cada vez más en las empresas. Pero hay un área donde el home office o el salir temprano para buscar a los chicos al colegio no es tan sencillo de implementar: las Fuerzas de Seguridad del país (Policía Federal, Gendarmería, Prefectura y Policía Aeroportuaria).
Con la meta de generar iguales oportunidades, el año pasado, el Ministerio de Seguridad creó la Coordinación de Políticas de Género. La titular es Carolina Barone, de 29 años. La funcionaria partió de su Venado Tuerto natal a los 18 años para estudiar Gobierno y RR.II. en la UADE. Fue directora de RR.II. y Cooperación de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y fundó la Asociación Civil Mujeres Como Vos, de políticas públicas con perspectiva de género para incentivar a las mujeres a ser protagonistas en todos los ámbitos de participación.
Uno de los principales desafíos dentro de las Fuerzas de Seguridad y Policiales del país es que las mujeres tomen más protagonismo. Si bien cada vez más mujeres se incorporan, todavía queda un largo camino por recorrer -más aun a medida que se asciende en las jerarquías.
Los números lo muestran: de 45.883 oficiales de la Policía Federal, solo 12.671 son mujeres. En Gendarmería, son 7393 de 37.454. En Prefectura, 2270 de 20.735. La única fuerza distinta es la Policía Aeroportuaria, la más nueva, creada en 2006, que no tuvo restricciones desde sus orígenes: allí, de 4531 oficiales, 1638 son mujeres. Es que, si bien, todas las fuerzas son mixtas, el fenómeno es relativamente nuevo -en Gendarmería, por ejemplo, recién se aceptan mujeres desde 2005.
A partir de un encuentro entre mujeres -y ante la presencia de los jefes de la Fuerza-, se pusieron en común y se plantearon algunas de las demandas de las oficiales. Entre las más importantes: jardines maternales en las zonas de trabajo, simuladores de tiro (para que las oficiales embarazadas, por ejemplo, no pongan en riesgo su vida ni la del bebé, pero puedan continuar con su entrenamiento), licencias por familiar enfermo y violencia de género, y extensión de la licencia por paternidad, entre otras.
“La igualdad tiene que ser el valor que mida las decisiones que toma cada funcionario. Parte de la agenda del día a día tiene que ser tener en cuenta el rol de la mujer”, dice Barone. Desde la Coordinación, además de las acciones hacia adentro, también se fomenta el desarrollo de servicios interdisciplinarios que apoyan a las mujeres que padecen de violencia para optimizar su atención, como botones de pánico en los hogares (donde se dan el 90% de las situaciones de violencia), contactos con los denunciantes y capacitación, entre otras acciones.