La cadena de televisión surcoreana TBS emite unas imágenes en las que aparecen varios estudiantes siendo reprendidos ante un tribunal por consumir música y otros productos culturales foráneos.
Corea del Norte ha difundido un vídeo en el que se ve a adolescentes esposadas siendo denunciadas públicamente por el delito de disfrutar de películas y música extranjeras, en una nueva muestra del temor del régimen al «tumor maligno» de la cultura importada. Los vídeos emitidos por la televisión surcoreana muestran a las adolescentes con la cabeza inclinada en una especie de tribunal. Una de ellas, cuyo nombre y escuela se identifican en pantalla, llora ante un micrófono mientras confiesa, antes de que unos soldados uniformados se la lleven bruscamente.
La película, que parece ser una producción oficial distribuida a modo de advertencia, la describe como una de «varios estudiantes que vieron y distribuyeron publicaciones impuras y material propagandístico, incluidas obras de televisión de marionetas», término utilizado para referirse a la televisión surcoreana.
En un segundo clip, un joven soldado confiesa delitos similares. «Usando mi teléfono móvil, vi 15 películas americanas, 17 películas de marionetas surcoreanas y 127 vídeos, y escuché unas 160 canciones de marionetas», dice. La escena cambia a un aula de jóvenes soldados mientras escuchan el testimonio de su madre. «Le detuvieron [por] ver grabaciones impuras», dice entre lágrimas. «¡Di a luz a un traidor, no a un hijo!». Una voz en off comenta: «Existe un fenómeno por el cual se compran, ven, almacenan y distribuyen grabaciones impuras utilizando teléfonos móviles. En el proceso, incluso se intercambian mensajes de texto en el dialecto contaminado de las marionetas. Debemos considerar la lucha contra este tumor maligno como una cuestión de vida o muerte».
Los vídeos, que se emitieron la semana pasada en el canal surcoreano TBS, fueron obtenidos por una organización no gubernamental con contactos en Corea del Norte. El hecho de que en ellos todos lleven mascarilla sugiere que fueron realizados durante la pandemia de coronavirus.
En los últimos años, el líder norcoreano, Kim Jong-un, se ha mostrado cada vez más preocupado por la influencia de la cultura extranjera, especialmente en los jóvenes, y ha introducido duras leyes para combatirla.
A pesar de la estricta censura y la propaganda que dominan la vida en Corea del Norte, su población ha estado cada vez más expuesta a la cultura surcoreana en los últimos 15 años. Contrabandistas y comerciantes introducen a través de China películas, series de televisión y programas de noticias extranjeros. Muchos de ellos proceden de Corea del Sur y se almacenan en tarjetas de memoria, que se ven en ordenadores personales. Los teléfonos móviles han proporcionado otro medio para recibir, ver y compartir contenidos extranjeros prohibidos.
Los condenados por estos delitos pueden ser castigados con descenso de categoría, despido, reclusión en un campo de reeducación, trabajos forzados y, por posesión de pornografía, ejecución por fusilamiento.
La evidencia sugiere que Kim tiene razón al preocuparse por permitir que su pueblo se exponga a destellos del mundo exterior. Las encuestas realizadas en Corea del Sur entre desertores del Norte indican que más de cuatro de cada cinco vieron ilegalmente medios de comunicación extranjeros antes de huir del país. Los desertores afirman a menudo que fue la visión de la vida en un Sur democrático lo que les convenció para escapar. Los partidarios del compromiso con Pionyang, más que de la confrontación, sostienen que la exposición a la cultura surcoreana tiene el potencial de derribar el régimen, como la televisión de Alemania Occidental contribuyó a la caída del Muro de Berlín en 1989 y al colapso de Alemania Oriental.
Mientras tanto, Kim ha declarado que ampliará su arsenal nuclear «aumentando el número de armas nucleares por progresión geométrica». El pasado fin de semana dio a conocer un nuevo vehículo de lanzamiento para un misil balístico intercontinental, más grande que cualquier otro visto hasta ahora, lo que sugiere que pronto mostrará un nuevo ICBM, y tal vez lo pruebe.