La Directora de Restauración de Monumentos Históricos habló en la 99.9 sobre el buzón con el que trabajó por pedido a través de redes sociales y analizó lo que significa el cuidado de este tipo de elementos: “nos acostumbramos a que los valores se vayan perdiendo y me resisto a eso”, indicó.
La restauración de monumentos históricos es un paso adelante en la cultura marplatense. Sin embargo, en los últimos días, la Directora del área en General Pueyrredón, Costanza Addiechi terminó de recuperar un viejo buzón que ha pasado a ser un símbolo para muchas personas.
La propia encargada del trabajo habló en la 99.9 sobre la tarea y el motivo por el cuál llegó a ese buzón: “me lo venían pidiendo pero por Twitter hubo una persona que me insistía para que pudiera recuperar ese buzón. Hay una fuerte vinculación a través de las redes para recuperar distintas piezas. Esto forma parte de una movida a nivel nacional que se llama “Recuperando buzones” en Capital Federal y llevó a declararlos de interés patrimonial para obligar a su mantención. Esto se está trasladando a Mar del Plata”, advirtió.
La repercusión de esta recuperación, ha llevado a que piensen en hacer un control más exhaustivo de estas piezas: “ahora haremos un relevamiento de buzones y nos están pasando datos para registrarlos y proponerlos para que se conserven y protejan. Son buzones que están desde 1935 en la ciudad. Esto lo hago en paralelo a la recuperación escultórica”, aclaró Addiechi.
La restauración en sí, tiene que ver con la recuperación de valores que están simbolizados en las piezas escultóricas: “tenemos que cuidar los aspectos que nos llevan a identificarnos. Empecé a hacer este trabajo en Mar del Plata porque atravesé la Plaza Colón y vi la escultura donde jugaba cuando era chica. Con mi hermano íbamos a poner los barquitos de papel en la fuente de “Mujer Bañandose”. Le habían roto la cabeza de un palazo y estaba toda grafitteada y no me pude hacer la distraída porque tenía una vinculación con esa escultura. Fue ahí cuando dije que tenía que hacerlo en mi ciudad, tiene que ver con la identidad”, contó.
Esa actitud, rápidamente se contagia y muchas personas empezaron a visibilizar lo que estaba haciendo: “se abrió un espectro de posibilidades en la ciudad en cuanto a la recuperación. Nos acostumbramos a que los valores se vayan perdiendo y me resisto a eso. No debemos resignarnos a perder cosas que han sido valiosas para nosotros”.
A partir de ello, incluso se plantea la posibilidad de contar con un equipo de restauración municipal para ayudarla en ese trabajo: “enseñar restauración es un tema delicado, hay que ser muy responsable y se enseña de distintas maneras. Creo que se debe formar un equipo para que este trabajo se siga en la ciudad para preservar nuestro patrimonio. Estudio esto desde los 14 años, mientras mis amigas salían o pensaban que ponerse, yo estudiaba libros de químicas de restauración”, contó sobre su historia en torno a una pasión.