Un grupo de investigadores de EEUU desarrolló una técnica diagnóstica en experimentación capaz de detectar problemas en bebés prematuros. El sistema evalúa, a la vez, la estimulación táctil y auditiva.
El objetivo de este nuevo sistema es conocer cuál es la experiencia somatosensorial de niños y bebés y tratar de detectar si hay algún problema en ellos.
A primera vista, son dos simples tubos de color amarillo que el niño puede apretar o no a voluntad. Uno de ellos es sensible a la estimulación manual; el otro, es falso. Ambos están conectados a un ordenador que, a su vez, recibe las señales del cerebro del menor de unos sensores situados en su cabeza, similares a los utilizados en los electroencefalogramas.
El sistema de apretar los conductos se combina con otra técnica ya conocida que responde al nombre de “potencial relativo a eventos”. Detrás de este a priori complicado sistema, se encuentra en realidad una nueva forma llena de ventajas para medir la actividad cerebral sin usar métodos invasivos, está especialmente indicada para niños prematuros, en los que en muchas ocasiones se ha de esperar a los tres años para ver si tienen algún problema de desarrollo.
Se ha comprobado que los pacientes en los que se ha probado este método no sufren o, al menos, no tienen que hacer nada que les disguste, más allá de tener un dedo o la cabeza inmovilizada. Son esos dos puntos del organismo los que están conectados a los tubos y a los sensores que dirán al ordenador cómo está la plasticidad de sus neuronas o, en otras palabras, si tendrán o no problemas de desarrollo en un futuro.
Para ello, tienen que estar atentos a una pantalla del iPad que proyecta unos dibujos animados. Esto es solo en una de las partes de la prueba, la que evalúa a la vez la estimulación táctil y la auditiva. Para medir esta última de forma individual, se emiten sonidos a través de un altavoz situado encima de los niños. Los que aún no pueden andar, realizarán el test en brazos de sus padres o sus cuidadores.
El estudio, perteneciente al tipo de prueba de concepto, demuestra que el sistema, bautizado como “sistema pez globo”, es bien tolerado tanto por niños pequeños con algún tipo de discapacidad intelectual como por bebés de los que aún no se conoce bien su estatus. “Es más fácil de administrar que la resonancia magnética, aunque no ofrece el mismo grado de resolución espacial”, reconocen los autores que, no obstante, creen que esto solo sería relevante para aquellos con grandes lesiones cerebrales. Además, contiene una novedad frente a los sistemas tradicionales: el uso del tacto sin que el paciente tenga que participar activamente.
Los investigadores creen que el sistema podrá utilizarse en más gente, incluyendo recién nacidos con lesiones en el cerebro. “Esta prueba también puede ser predictiva de la función motora de las extremidades”, añaden, concluyendo con la idea de que el protocolo mejorará aún más.