Dos episodios recientes, uno en Playa Grande y otro en Santa Clara, reavivaron el debate sobre la tenencia responsable y la falta de controles municipales. Un vecino fue mordido por un bóxer en la costa marplatense y un niño de siete años resultó herido por un pitbull en la vecina localidad.

En los últimos días, dos episodios de ataques de perros en espacios públicos encendieron nuevamente las alarmas sobre la falta de controles y la responsabilidad de los dueños de animales considerados potencialmente peligrosos en Mar del Plata y Santa Clara del Mar.
Juan Cuomo, vecino marplatense, relató que fue atacado por un perro bóxer mientras caminaba por la orilla de Playa Grande junto a su esposa. “Se me vinieron dos perros encima, una furia. Cuando intenté separarlos, uno me mordió la pantorrilla izquierda y me rompió el pantalón”, contó en declaraciones a la 99.9. Según detalló, los animales estaban sueltos y sin bozal, acompañados por dos personas mayores.
El hecho ocurrió a la altura del hotel Costa Galana y obligó a Cuomo a recibir el tratamiento antirrábico en la sala de salud de Colón y Salta. “El dueño me llamó más tarde y reconoció la situación, pero yo le dije que esto podría haber sido una catástrofe si la víctima era una criatura. Hay que tomar conciencia”, advirtió.
A pocos kilómetros de allí, en Santa Clara del Mar, otro hecho similar afectó a un niño de siete años. Su padre, Pablo Melgarejo, relató que el chico fue mordido por un pitbull perteneciente a un vecino. “Ya había tenido antecedentes de agresividad, incluso había atacado a otro perro de la familia. No era la primera vez que se soltaba”, explicó.
Melgarejo señaló además la falta de respuesta de las autoridades locales. “Zoonosis no me brinda información. Tengo que escribir todos los días para saber si el perro murió o no, porque no estaba vacunado desde 2022. Mientras tanto, mi hijo sigue con curaciones y controles en el Hospital Materno Infantil”, indicó.
Ambos casos reflejan una problemática que se repite en la región: la presencia de perros sueltos, sin bozal ni supervisión, en playas y calles, y la escasa fiscalización municipal sobre el cumplimiento de las normas de tenencia responsable.
La preocupación de los vecinos crece ante la inminencia de la temporada de verano, cuando la afluencia de turistas y el uso de los espacios públicos aumentan considerablemente. La necesidad de reforzar las políticas de control y concientización aparece como una urgencia para evitar que episodios como estos se repitan con consecuencias aún más graves.