A 35 kilómetros de Bariloche la comunidad Lafken Winkul Mapu anunció que no cederá ante un eventual desalojo. Con una lluvia de piedras evitaron que la Justicia se acerque a la zona en conflicto.
La comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu está resuelta a mantener la “recuperación territorial” que inició días atrás sobre el kilómetro 2006 de la ruta nacional 40 y advirtió que no cederá ante un eventual desalojo judicial.
El predio ocupado se encuentra sobre el lago Mascardi, junto a un viejo hotel abandonado de Parques Nacionales, a unos 35 kilómetros de Bariloche.
Un vocero de la comunidad dialogó hoy con “DeBariloche”, acompañado por tres de sus compañeros, quienes se cubrían el rostro y prefirieron no revelar sus nombres.
Dijeron haber iniciado la recuperación de esas tierras “hace dos meses”, en ejercicio del derecho ancestral de su pueblo y que rechazarán cualquier acto represivo “de la Gendarmería o de otras fuerzas”.
Ayer por la tarde ya protagonizaron un incidente cuando varios agentes de civil enviados supuestamente por el juzgado federal intentaron documentar la ocupación y tomar imágenes con un drone, pero debieron suspender el operativo al recibir una lluvia de piedras.
La presencia de los mapuches ya había sido constatada por guardaparques, quienes formularon la denuncia a la Justicia y también solicitaron la intervención mediadora del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas.
Varias casas de Villa Mascardi (incluido el hotel en ruinas, que está al cuidado de un sereno), se quedaron sin luz hace tres días. Cuando los operarios de la CEB quisieron efectuar las reparaciones en la línea que pasa por el predio ocupado varios desconocidos se lo impidieron.
Los mapuches se negaron a decir cuántas personas participan de la recuperación, pero el sereno del hotel, Cirilo Sobarzo, aseguró que son “unos 16 ó 17, incluidos algunos niños”.
El predio está cubierto de un denso bosque de coihues y existe un camino estrecho de acceso, que Parques utilizaba para sacar madera. Sobre esa senda la comunidad colocó una tranquera improvisada y un cartel que dice “territorio recuperado”.
A unos 500 metros hay una estación de servicio. La encargada del minishop, Dina Torres, trabaja allí desde hace un año y medio, se identificó como chilena y aseguró que siguen con “miedo” la incursión de la comunidad mapuche. “Esta gente no tiene criterio de nada. Yo no sé si tienen o no derechos, pero ésa no es la manera”, afirmó.