Evelia Sáenz tiene que viajar desde su hogar en Texas hasta el lado mexicano para conseguir medicamentos.
A mediados del verano, Evelia Sáenz inició un trayecto de 25 millas que esperaba fuera a salvarle la vida a su marido: era momento de cruzar desde Estados Unidos hacia México.
“Tenía bastante miedo, no lo voy a ocultar”, contó esta mujer a Noticias Telemundo y NBC News sobre la delicada situación de salud de su esposo.
Él se había contagiado de COVID-19 y tenía dificultad para respirar, pero la familia texana tiene pocos ingresos y no cuenta con seguro médico. Así que la apuesta fue buscar los medicamentos al lado mexicano desde su hogar en Texas.
En las semanas siguientes, Sáenz y su hija también se infectaron; fue en México donde pudieron costear la consulta con doctores. Padre, madre e hija se recuperaron, aunque todavía tienen secuelas.
“La consulta me sale en 25 dólares” y los medicamentos “son más baratos en México”, dijo Sáenz antes de una revisión de seguimiento en Tamaulipas. En Texas una visita al doctor sin tener seguro pudiera costar hasta 100 dólares, según algunos estimados.
Cuando los ingresos apenas dan para vivir semana a semana y no hay seguro médico, tener que ir al doctor se vuelve parte de la aflicción. La preocupación es mayor durante la pandemia, que ha tenido fuerte impacto económico y ha llevado a las autoridades de ambos países a cerrar parcialmente su frontera.
Esta es la realidad para buena parte de la población en lugares como el Valle del Río Grande, donde más de un tercio de los habitantes la gente no están asegurados, hacen falta hospitales en zonas marginadas, y muchos padecen de enfermedades que los vuelven vulnerables al SARS-CoV2, como diabetes e hipertensión.
En los cuatro condados del valle se han registrado más de 55,000 casos de coronavirus, según las autoridades locales.
Varias personas, como Sáenz, han encontrado una solución: hacer el cruce.
El turismo sanitario en época de COVID-19
El turismo médico hacia ciudades fronterizas mexicanas es común desde hace años, por la posibilidad de conseguir un tratamiento que del lado estadounidense costaría el doble o más, y medicamentos que son hasta 10 veces más baratos.
La organización Patients Without Borders estima que en los centros médicos de México es posible ahorrar desde el 40% hasta el 65% de lo que costaría un tratamiento del lado estadounidense, y que la calidad del cuidado médico suele ser “de primera clase”.
Entre 1 y 2.5 millones de turistas hacen el cruce cada año, de acuerdo con Patients Without Borders y la secretaría turística del estado fronterizo de Baja California.
Es tanto un recurso para estadounidenses y habitantes del valle con poco dinero como una fuente importante de dinero para ciudades del lado sur del Río Bravo, como Nuevo Progreso, Monterrey y Tijuana.
Esta última está entre los tres principales destinos mundiales del llamado turismo médico. Los ingresos ahí alcanzaron 1,200 millones de dólares en 2019, según datos del estado, gracias a los pagos a médicos o farmacias y también el hospedaje de pacientes en hoteles.
La mayor demanda suele ser de servicios odontológicos, cirugía plástica y operaciones bariátricas (como un bypass para perder peso).
La emergencia sanitaria global redujo en los primeros meses del año este turismo médico, pero en las últimas semanas han empezado a aumentar las intervenciones quirúrgicas y los servicios hospitalarios que no tienen que ver con COVID-19, de acuerdo con el Clúster Médico de Baja California, estado donde se encuentra Tijuana.
El personal médico usa equipos de protección personal y hay nuevos protocolos para los turistas sanitarios estadounidenses.
Al menos 10 días antes de una consulta programada o una cirugía, los pacientes deben hacerse la prueba de coronavirus tipo PCR, y cuando llegan a Tijuana en ocasiones se les hace también una prueba rápida de anticuerpos para descartar contagios, según dijo Ricardo Vega, presidente del clúster médico, al diario El Sol de Tijuana.
“Lo que está reactivando la economía proviene del turismo de salud”, añadió. “Hoteles, restaurantes, farmacias, laboratorios, también se están reactivando por el turismo de salud”, indicó.
Atención sin importar el estatus migratorio
La falta de recursos lleva a muchos a cruzar hacia México, pero también empieza a haber mecanismos de ayuda médica en Texas para quienes tienen pocos fondos.
Elvira Espino, quien no cuenta con seguro médico y resultó contagiada de coronavirus poco después de que su padre falleciera por esta enfermedad, dijo a Noticias Telemundo que normalmente acude al lado mexicano para comprar medicamentos a buen precio, pero en esta ocasión encontró ayuda del lado estadounidense.
Telemundo y NBC News la acompañaron a una clínica en McAllen, Texas, donde se realizan pruebas gratis de COVID-19 sin importar si la persona está asegurada o su estatus migratorio.