El vecino de la zona del Asilo Unzué, Eduardo Balestena, se quejó esta mañana en la 99.9 de los recitales que durante todo el verano afectó a los habitantes de la zona y esperan que haya alguna respuesta. Aunque la buscaron nadie respondió: “Hemos presentado una petición en el mes de mayo por acceso a la información para saber que estudios se realizaron y por supuesto no nos han contestado. Sigue sin ningún freno”, indicó.
Mucho se ha hablado de los famosos recitales que fueron organizados en el Asilo Unzué y que evidentemente, ha traído muchos problemas para los vecinos de la zona, sobre todo por el alto volumen de la música y también la extensión de las jornadas.
Tomando la voz de los habitantes de la zona, Eduardo Balestena habló esta mañana en la 99.9 sobre lo que han atravesado y las soluciones que pretenden conseguir. “Hemos tenido un verano terrible, han venido bandas a un costo sideral y modificaron completamente el paisaje del barrio. Hay una clínica psiquiátrica con internación a pocos metros que no se solidarizó con nosotros en la junta de firmas que presentamos en la municipalidad por la falta de un estudio de impacto ambiental por temor a represalias”, comentó.
En el medio está la política, como siempre en cuestiones de este estilo donde los recitales se transforman en actos políticos. “Es un escenario difícil, está La Cámpora ahí metida. Estos recitales son hasta las 2 de la mañana y todos trabajamos al otro día. Hay una dependencia de Desarrollo Social en el Unzué y ese movimiento es el que organiza los recitales. La municipalidad no hace el estudio de impacto ambiental, debería ponerle un freno a la actividad que altera el barrio”, pidió.
A pesar de que trataron de hacer todos los pasos para que no llegara un nuevo verano con el mismo inconveniente, obviamente no recibieron ningún tipo de respuesta gubernamental: “hemos presentado una petición en el mes de mayo por acceso a la información para saber que estudios se realizaron y por supuesto no nos han contestado. Sigue sin ningún freno”, agregó Balestena.
No sólo el problema del ruido es el que deben afrontar, sino también la juventud que se reúne en la zona: “hay un centro nefrológico y el otro es una clínica psiquiátrica que tienen que soportar este embate acústico con todo lo que arrastra. Hay gente que se droga o está borracha todo el día y no se puede salir. Esto nos da Pulti, una gestión donde hemos tenido el holocausto arquitectónico más grande que tuvo Mar del Plata”, puntualizó sobre otro problema que ve en una zona donde las casonas son frecuentes. “Ha caído la Casa Errecaborde que era la más vieja de Mar del Plata, estaba protegida y un día la derrumbaron”, dijo luego.
El precedente de lo que la justicia determinó en el caso de la “Canchita de los Bomberos”, hace que los vecinos piensen en iniciar acciones ante el estado: “ese fallo nos obliga a organizarnos y litigar como vecinos, algo que a veces la gente no puede hacer porque no tienen tiempo en su vida”, advirtió.
La contaminación del sonido es evidente e incluso, puede ser perjudicial para el propio Asilo Unzué: “los cimientos del Unzué sufren las filtraciones del mar que está a 200 metros. Es un edificio que no puede soportar el embate acústico que hacen. Cuando están los recitales, las casas cercanas tiemblan”, concluyó.