El obispo auxiliar de la ciudad de Buenos Aires e integrante del equipo de sacerdotes villeros de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, Gustavo Carrara, sostuvo que “lo primero que tiene que hacer el Estado es trabajar para revertir las causas de la pobreza y la marginalidad en la Argentina” en referencia al debate sobre la despenalización del aborto.
“Siempre la vida amenazada nos preocupa, y mucho; y hoy nos preocupa la vida amenazada en el vientre de su madre”, sostuvo el obispo en declaraciones formuladas a Télam al ser consultado sobre el debate que se iniciará la semana próxima a nivel parlamentario en torno a iniciativas que impulsan la legalización de las interrupciones voluntarias de embarazos.
En este sentido, vicario para la Pastoral en Villas de la Ciudad, quien asumió en diciembre pasado su cargo en la Catedral metropolitana, planteó que “lo primero que tiene que hacer el Estado, que es el que tiene las herramientas, es trabajar para revertir las causas de la pobreza y la marginalidad en la Argentina”. “No se puede renunciar a esas luchas, como diciendo esto ya es así; demos este elemento también”, aseveró. En ese marco, sostuvo que, “en los barrios más pobres, por lo general la gran mayoría abraza la vida”.
Ámbito.com reveló este jueves que la Iglesia católica argentina había lanzado una campaña antiaborto, en medio de las tensiones entre el Gobierno nacional y el Papa Francisco. Bajo el manto del titular de la Conferencia Episcopal, Oscar Ojea, promoverán el reconocimiento de “la dignidad de la vida humana desde la concepción” y utilizarán tribunas y las redes sociales para persuadir a los legisladores de no votar la despenalización. “Aprueben leyes para acompañar a la mujer en su embarazo”, les exhortaron.
La cruzada comenzó con la difusión de dos declaraciones tituladas “La vida humana es bella y hay que cuidarla”, de la Junta Nacional de Pastoral Familiar del 25 de febrero pasado, y “La vida: don y dignidad”, de los obispos del litoral.
Ahora, llegó el documento difundido por el equipo de curas villeros que, bajo el título “Con los pobres abrazamos la vida”, se pronunciaron en contra de los proyectos de despenalización del aborto, a los que enmarcaron como “propuestas de muerte”.
El tercer documento
“El Ejecutivo anterior no solo no propició este debate, sino que incluyó a las mujeres embarazadas en la Asignación Universal por Hijo. Eso es un gesto concreto de una política pública a favor de la vida”, expresaron los curas y obispos villeros.
Los religiosos que trabajan y viven en comunidades carenciadas reclamaron proteger “la vida como viene, sin grises”, y especialmente “la vida amenazada en cualquiera de sus formas”.
“Como curas y religiosas desde la villa y barrios populares, nuestra experiencia de vecinos, fruto de una consagración, es la de haber aprendido de los villeros a amar y cuidar la vida. La cultura popular de estos barrios nos ha mostrado una manera real de optar por la vida. Muchas veces donde el Estado no llega, donde la sociedad mira para otro lado, la mujer sola o atravesada por la marginalidad encuentra en las redes de amor que se generan en nuestros barrios su ayuda y su esperanza, para ella y sus hijos”, sentencian en su carta.
“En esta línea hay muchos ejemplos de mujeres que saben cuidar a los niños como si fueran sus propios hijos. Creemos que debería ser más sencillo el camino para adoptar un niño. Somos testigos de que muchos matrimonios de la villa fueron marginados de la posibilidad de adopción porque no tenían, por ejemplo, título de su vivienda”, propusieron, a modo de llevar el debate a una instancia superadora.
Los curas y obispos villeros también lamentaron profundamente que “otros sectores sociales toman a los pobres como justificativo para sus argumentos”, sobre todo cuando “se habla de la tasa de mortalidad por aborto de las mujeres de los barrios más pobres”.
“Lo primero que hay que hacer en nuestros barrios es luchar contra la pobreza con firme determinación y en esto el Estado tiene las mejores herramientas. Con casi un 30% de pobres -detrás de los cuales hay rostros e historias- hay discusiones que debieran priorizarse”, contrapusieron.
Los religiosos también instalaron una perspectiva poco abordada en el proyecto en debate: la pretendida eliminación de niños nacidos con enfermedades congénitas. “Muchas veces miramos a los países poderosos y desarrollados de nuestro mundo. En muchos de ellos está legislado el aborto. Y en muchos casos se descarta así a los niños que van a nacer con Síndrome de Down. ¡Cuánto nos enseñan estos niños a los que tenemos atrofiada la capacidad de amar! La lógica de los poderosos, de los fuertes, que deciden sobre los que menos posibilidades tienen, es la lógica dominante. Y esto también, de alguna manera, se traslada al tema de la niña o niño por nacer”, evaluaron.
“A lo largo de cincuenta años este equipo de sacerdotes de las villas, que se fue ramificando en otros lugares como la provincia de Buenos Aires, ha sido testigo de muchas propuestas de muerte. Han muerto catequistas, religiosos y sacerdotes por la Dictadura. Por el tráfico de armas y de drogas continúan las muertes de adolescentes y jóvenes. No necesitamos agregar más muertes. Nuestros barrios necesitan propuestas de vida digna. Y una sociedad que proteja al más débil”, concluyeron los religiosos.
El documento lleva la firma de Carrara, José María Di Paola (Villa La Cárcova); Juan Isasmendi (Villa 1-11-14), Lorenzo de Vedia (Villa 21-24 y Zavaleta), Guillermo Torre (Villa 31), Domingo Rehin (Villa Lanzone y Costa Esperanza), Jorge García Cuerva (Lomas de Zamora), Basilicio Britez (Villa Palito), Nicolás Angellotti (Puerta de Hierro y San Petesburgo), Sebastián Sury (Villa 15), Rodrigo Valdez (Villa Playón Chacarita), Martín Carroza (Villa Cildañez), Pedro Baya Casal (Villa 3), Joaquín Giangreco (Villa Trujuy), Nibaldo Leal (Villa Hidalgo), Carlos Morena (Don Bosco), las misioneras Cecilia Lee y Bea GmiItrowicz , (Villa Itatí), Antonio Mario Ghisaura (Villa Tranquila), Alejandro Seijo (Villa Rodrigo Bueno), Andrés Tocalini (Los Piletones), Dante Delia (La Loma de Roca), Franco Punturo (Villa 20) y Omar Mazza (Villa INTA).