Curvilux, la mesa de luz inteligente que inventaron dos hermanos argentinos

Tiene dos entradas USB, un cargador inalámbrico para cargar el celular con sólo apoyarlo, luces led, parlantes y un micrófono para hablar con el manos libres.

Morales-Morelli-Aguirre-CurviluxLos hermanos Rodrigo y Juan Manuel Morelli tenían una sola mesa de luz, y eso era un problema. Se les acumulaban los dos celulares, los cargadores, una tablet, el cargador de la tablet, parlantes inalámbricos. El enchufe no les alcanzaba y la habitación estaba llena de cables tirados por todos lados. El límite fue la zapatilla recargada arriba del velador.
Entonces, un día de agosto de 2014, decidieron terminar con ese lío. Los jóvenes cordobeses pensaron: ¿por qué no solucionarlo? Buscaron en internet algo que ya existiera, pero en el fondo lo que querían era inventar ellos mismos la solución. Rodrigo estudiaba Licenciatura en Agronomía, Juan Manuel hacía lo propio con Ingeniería Mecánica; pero compartían una formación de técnicos electromecánicos que traían de la secundaria. En lo que no tenían experiencia era en el crowdfunding.
Primero fue un prototipo. Ahora, la segunda versión de Curvilux, que estará a la venta en febrero próximo a 350 dólares, es una mesa de luz inteligente, con dos entradas USB y un cargador inalámbrico para cargar el celular con sólo apoyarlo sobre la mesa. Esto solucionó el primer problema de los hermanos Morelli: la cantidad de cables en la pieza. La segunda necesidad era no molestar al compañero, entonces le agregaron luces led no sólo arriba sino también abajo, para iluminar el piso y no despertar al que duerme. La mesa tiene, también, parlantes incluidos para poder reproducir música desde el celular y un micrófono para hablar con manos libres.
Con una aplicación que llevará el mismo nombre que la mesa, quien tenga el producto en su casa podrá cerrar el cajón, programar una alarma o poner música desde el lugar que quiera, a distancia. En un futuro, sus creadores planean que la app le permita al usuario llevar sus datos. Entonces, si en un hotel donde se está quedando, digamos, en Rosario, también hay una Curvilux, la persona podrá llevar su alarma y su música en la habitación.

En un taller cordobés

En enero de 2015 armaron un video en inglés sobre Curvilux, y lo subieron a Internet. Quienes ponen sus productos o ideas en crowdfunding tienen como objetivo hacer una red para conseguir dinero u otros recursos para financiar sus iniciativas personales o las de su empresa. A pesar de que los hermanos Morelli ahora saben que no fue una buena campaña, tuvieron ofertas de todas partes del mundo.
“Para nosotros era ponerlo ahí y que la gente lo viera. Igual, con lo poco que sabíamos vimos que había muy buena respuesta de la gente. Desde España y México nos pedían la representación de la venta del producto cuando lo único que teníamos era un prototipo”, contó Rodrigo Morelli a LA NACION.
Ese primer prototipo lo habían armado en un pequeño taller que tienen en su casa en Córdoba. “Simulamos cómo queríamos que fuera el producto final con cosas del mercado: compramos, por ejemplo, un cargador inalámbrico en Mercado Libre y lo incorporamos”, explicó Rodrigo. Esa primera mesa fue la que apareció en el video del primer crowdfunding.
Con un buen inglés y una actitud segura frente a cámara, Rodrigo y Juan Manuel explicaban los beneficios de una primera Curvilux que era por lo menos dos veces más grande que la nueva mesa inteligente. El objetivo, ahora, es lograr un producto “moderno, compacto y funcional”.
Después de ese primer intento se pusieron como meta reordenar el producto y sumar gente en las áreas en las que faltaban, como desarrollo electrónico y software. Entonces sumaron a Pablo Morales -encargado del hardware- y Patricio Aguirre -quien hace el software-, ingenieros en computación de la Universidad Nacional de Córdoba. Desde marzo de este año trabajan los cuatro en esta segunda versión, que pronto estará a la venta.
El objetivo de la nueva campaña de crowdfunding que están a punto de lanzar será juntar 50.000 dólares. ¿Para qué? “Queremos poner una fábrica”, dicen.