Aseguran que este producto no es efectivo. Contiene nicotina, que no es inocua, e incluso podría sostener la conducta del fumador. La ANMAT prohibió su comercialización en 2011, pero se sigue vendiendo en Internet.
En 2009 se presentó como una de las alternativas para dejar de fumar y se anunciaba como un producto sano y sin humo. El cigarrillo electrónico tuvo éxito en todo el mundo, pero al cabo de un año comenzó a ser prohibido en distintos países. En 2011, la disposición 3226 de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) impidió su importación, distribución, comercialización y publicidad. Sin embargo, todos los años el producto vuelve a aparecer promocionado en distintos portales de Internet. Ayer, tres de estas páginas fueron dadas de baja a través del Programa de Monitoreo y Fiscalización de Publicidad y Promoción perteneciente al organismo.
“El producto está prohibido en la Argentina y su efectividad no está demostrada, por lo que ningún portal puede promocionarlo, ni venderlo”, aclaró Sebastián Rami Fernández, analista publicitario de ANMAT. Los sitios fueron cerrados de manera gubernamental a través de la Dirección Nacional de Registros de Dominio de Internet y los expertos continúan con la búsqueda de nuevos sitios que infrinjan la prohibición.
Al ser consultado por la presencia de publicaciones del cigarrillo en sitios de compra y venta, como Mercado Libre, Fernández aseguró que “la ANMAT tiene un convenio con dichas empresas por el que, ante la aparición de este tipo de publicaciones, el sitio se hace cargo de eliminarlas en un lapso de 48 horas”.
El cigarrillo electrónico fue creado para sustituir del consumo de productos derivados del tabaco y al mismo tiempo, simular el acto de fumar, se presenta con distintos sabores (chocolate, vainilla, entre otros) y contiene pequeñas dosis de nicotina, entre otros químicos.
Al respecto, Sebastián Laspiur, director de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud de la Nación, aseguró que “la nicotina que está en la mayoría del cigarrillo electrónico no es inocua para el organismo, ya que produce un aumento en la presión arterial y en la frecuencia cardíaca, al tiempo que incrementa los riesgos de producir un accidente cerebrovascular”.
La efectividad del cigarrillo electrónico en cuanto al éxito en la cesación tabáquica también fue puesta en duda por las autoridades sanitarias argentinas.
“Hasta el momento, no existe evidencia científica en el mundo que muestre que el cigarrillo electrónico es efectivo para dejar de fumar”, destacó Jonatan Konfino, coordinador del Programa Nacional de Control de Tabaco. “Si bien existen cigarrillos electrónicos que para emular el humo producen vapor de agua”, explicó Konfino, “los que generalmente se comercializan y están prohibidos en nuestro país, son los que contienen nicotina, una sustancia tóxica que perjudica la salud de las personas”.
En mayo de 2011, el Grupo sobre la Reglamentación de los Productos de Tabaco de Estudio de la OMS, presentó un informe en el que aseguraron que los cigarrillos electrónicos podrían sostener la conducta de fumar, e informó que la Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos, encontró en los dispositivos electrónicos ingredientes cancerígenos (como las nitrosaminas) y otros químicos tóxicos peligrosos para la salud, como el etilenglicol, utilizado como anticongelante para los autos. En 2012, Vijay Trivedi, coordinador de la Secretaría de la OMS informó que el tabaco que no genera humo y que puede presentarse en formatos de pastillas, chicles, tiras o cigarrillos electrónicos, “es una epidemia y su rápida expansión confiere un sentido de urgencia a la necesidad de tomar medidas para prevenir el problema“.
Un caballo de Troya
El cigarrillo electrónico podría ser un “caballo de Troya para el verdadero cigarrillo”, aseguraron las autoridades sanitarias belgas y prohibieron su venta libre fuera de las farmacias.
En un informe del Consejo Superior de Salud de Bélgica, neumólogos, oncólogos y toxicólogos alertaron sobre la presencia de sustancias tóxicas en esos cigarrillos “en cantidades insuficientemente conocidas y cuya seguridad a largo plazo no ha sido suficientemente estudiada”, y aseguraron que deben ser sometidos a criterios de seguridad y eficacia.
En Bélgica, el cigarrillo electrónico se presenta como un fenómeno que adquiere cada vez más consumidores, se estima que el 2% de los ciudadanos lo usan de forma regular. Según el documento, la eficacia de este producto “no siempre está probada” frente a otros remedios para dejar de fumar como los chicles o los parches de nicotina, y que incluso podría mantener la adicción al tabaco por la “continuidad gestual con el verdadero cigarrillo”, fue por eso que lo compararon con un caballo de Troya para la adicción al tabaco.
Los expertos sanitarios belgas también recomendaron que el cigarrillo electrónico sea tratado como “un medicamento”, que sea vendido en farmacias y se limite su publicidad. Además, solicitaron que siga estando vetado en lugares donde se prohíbe fumar, y recomendaron realizar más estudios, y “prohibir la afirmación de que mejoran la salud”.