El vecino de nuestra ciudad contó su experiencia recorriendo Europa en moto y sobre todo en la aplicación de multas a través de las cámaras. Lo hizo en la 99.9 y remarcó que son implacables con el cobro de las infracciones.
Recorrer Europa en moto es una experiencia particular, pero sobre todo por la aplicación de la tecnología para el control del tránsito. Las cámaras de seguridad son una constante y a partir de ese sistema se sanciona el exceso de velocidad o las distintas infracciones.
Darío, vecino de la ciudad, contó lo que vivió en distintas rutas secundarias del Viejo Continente a través de la 99.9: “fue un viaje largo, una experiencia inolvidable que nos llevó 32 días de moto para recorrer 7 mil kilómetros. El que viaja en moto ve paisajes y en la autopista se pierde todo. Además hay que pagar los peajes que son carísimos, salen entre 14 y 20 euros. Se va por carreteras secundarias que serían acá como la 88 y la 226 que son las nacionales de España o Francia”.
Las cámaras están presentes a lo largo de toda la ruta y son implacables: “hay cámaras de seguridad en todos lados, en casi el 80% de los semáforos. Tanto en pueblitos de 4 casas como en ciudades. Cuando alquilamos la moto en Barcelona nos dijo el arrendatario que tengamos cuidado con las cámaras porque después se iban a llevar un susto. Te cargan las multas a la patente, eso va al arrendatario y te la cobran a vos porque dejás la tarjeta de garantía”, explicó.
También tuvieron que vivir hechos de inseguridad pero se resolvieron de una manera muy distinta: “en Bourdeos nos robaron las dos motos a unas cuadras de un barrio de inmigrantes. A las 4 horas habían recuperado las motos. El servicio policial es muy distinto, cuando escucharon que nos habían robado las motos nos pidieron los papeles y enseguida se comunicaron por handy para pasar los datos sin escribir un sólo papel. Acá tenes que pasar 3 horas completando formularios y después informan que robaron las motos”, comparó.
Incluso en Estados Unidos, hicieron una experiencia similar y las conclusiones fueron las mismas: “en un pueblito de cuatro casa medievales tenes un sensor de velocidad y si venía a más de 30 kilómetros, el semáforo te para aunque estés en medio del campo. Si te pasás, te llega la multa. Hicimos lo mismo en California y Nevada, en Estados Unidos y es exactamente lo mismo”.