De aperturas y cierres

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Necesidades diferentes Cristina necesita abrirse a la gente y sin embargo le cierra la puerta en la cara; frente a la inseguridad los vecinos necesitan juntarse y en vez de eso se aislan. Algo está fallando en la sociedad argentina

En las últimas semanas la Presidente ha venido dando muestras de su intención de relanzar fuertemente la gestión hasta el final de su mandato.
Sin embargo esta decisión -que no debería ser criticada en un país acostumbrado al presidencialismo y que por tanto necesita que la figura de su primer mandatario mantenga fortaleza y margen de acción- despierta sospecha no tan sólo en la oposición sino también en sectores del peronismo que, aún acompañando, despliegan la teoría que habla de la necesidad de iniciar otra etapa y lo que es más sugestivo en integrantes del gobierno que pueden ser considerados el “ala moderada” del cristinismo.
Porque todo indica que el rumbo elegido es un camino de dos vías: por un lado abroquelarse en el poder con los más leales –así por caso se observa un acelerado avance de La Cámpora- pero por otro el alejamiento de formas y modos democráticos que en muchos casos llega a rozar la base misma de las instituciones.
Las alianzas con países de gobiernos autoritarios –que suma ahora a la Rusia del expansionista Putín-, el deterioro acelerado de las relaciones con las democracias occidentales, la decisión de salirse ruidosamente del sistema jurídico internacional y el recrudecimiento explosivo de los viejos conflictos con el campo y con el Grupo Clarín, son muestras de un giro hacia la peor cara de un gobierno en el que el atropello ha sido más constante que el diálogo.
Aquella duda de propios y extraños se centra en la pregunta que aún nadie se atreve a realizar en voz alta. ¿Hasta dónde está dispuesta a llegar Cristina?, ¿se endurece para “terminar” bien o concluyó por comprar el viejo proyecto de sus jóvenes fanáticos que le piden “que no termine”?.
Sea lo que fuese, los tiempos que vienen serán seguramente de una gran tensión; a la que por supuesto acicateará una situación económica tan deteriorada que esta vez no podrá esconderse ni con anuncios ni con grandes peleas.
Lo que es inocultable es que el camino elegido no es el más inteligente ni el más correcto, pero eso no parece importarle mucho a la Presidente.
Algo que ya se está volviendo habitual.

Que juntos somos más….
La inseguridad es una preocupación de todos los marplatenses pero su solución no llega a ser una estrategia de conjunto
Salvo alguna ocasión en la que miles de vecinos salieron a la calle a demostrar su enojo con el gobierno, y en la que el tema que nos ocupa fue una de las consignas, las quejas de la gente han derivado en un “foquismo” barrial en el que en forma grupal  e inorgánica los habitantes de algún sector de la ciudad reaccionan frente a hechos que los afectan directamente.
Mientras esto ocurre todos tenemos la sensación de que el estado se encuentra en una especie de prueba acierto/error que busca soluciones sin realmente encontrarlas.
Los anuncios de todo tipo que surgen desde los gobernantes, los discursos que expresan una preocupación hasta ahora exenta de eficiencia y el crecimiento exponencial de una delincuencia cada vez más violenta, más vinculada al flagelo del narcotráfico y demostrando en cada ocasión que conoce las ventajas de la impunidad que la protege, se han convertido en motivo de enojo ciudadano pero también de una preocupante desmovilización de los marplatenses.
Basta ver la escasa convocatoria que estas marchas aisladas y protestas barriales consiguen para comprender que estamos equivocando el camino.
Si los gobernantes no saben o no pueden, la justicia no responde o lo que es peor escandaliza, las fuerzas de seguridad son más parte del problema que de la solución, es claro que estamos en un problema general que sólo la unión de los vecinos en un constante y fuerte grito comunitario servirá para que los que tienen que entender, entiendan.
No se trata de descalificar o desalentar estas pequeñas protestas localizadas; por el contrario, entendemos la bronca de quienes aún sabiendo que serán pocos se atreven a salir a decir lo que piensan. Sin embargo creemos llegado el momento de aquel “todos a una” de Fuenteovejuna que no deje dudas acerca de la unidad de la gente de Mar del Plata en el reclamo.
No podemos darnos el lujo de la división cuando tenemos enfrente una delincuencia cada vez más organizada…y protegida.

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