Alentadas por un interesante mercado global, en los últimos años han surgido decenas de pequeñas empresas compuestas por profesionales nacidos en los ‘90.
A sus diez años, Pablo Baleztena descubrió un juego para computadora que iba a marcar definitivamente su vocación. Se llamaba “Homeworld” y era una de los primeros juegos de estrategia en 3D. Aunque un poco complejo para su edad, Pablo quedó tan fascinado con ese universo de naves que combatían en un escenario multidimensional que decidió que sería eso a lo que se iba a dedicar: crear videojuegos. Y como no había en ese momento ninguna carrera que enseñara algo así, él mismo encaró su formación: se anotó en un curso de ilustración digital que dictaban en el Pasaje Dardo Rocha, comenzó a aprender música y se puso a estudiar programación por medio de tutoriales en internet. Al llegar a la universidad ya tenía en cierto modo una profesión, una que además está impulsando un boom a nivel global.
Si bien Argentina es uno de los mercados más interesantes de la región, las oportunidades de esta industria trascienden las fronteras del país, ya que los videojuegos tienen un mercado global
Socio fundador de New Focus Games, una pequeña compañía de videojuegos de La Plata, Pablo, que hoy tiene 26 años, encarna una generación que ha logrado convertir una afición infantil en un cotizado perfil profesional. Y es que de la mano de estudiantes de Informática, Diseño Gráfico y Plástica enamorados de los videojuegos, han venido surgiendo en los últimos cinco años decenas de empresas que buscan satisfacer una demanda igualmente floreciente y sin fronteras: la de juegos para teléfonos celulares y pc.
Acaso la fiebre que desata por estos días el juego Pokémon Go sirva para dar una idea del enorme negocio que hay atrás. Un estudio de la consultora internacional PwC muestra que sólo en los últimos cuatro años las ventas del sector de videojuegos aumentaron un 88% en Argentina alcanzando a mover ya 124 millones de dólares por año, una cifra que se espera que alcance los 200 millones en apenas tres años más. Pero lo cierto es que si bien Argentina es uno de los mercados más interesantes de la región, sólo superado por Brasil, las oportunidades trascienden las fronteras del país, ya que la industria de los videojuegos tiene un mercado global.
Prueba de ello son muchas las pequeñas compañías emergentes del sector. Aunque tal vez funcionan en un departamento de estudiantes o en el garage de una casa familiar, la mayoría de ellas trabaja prestando servicios calificados para grandes compañías internacionales o desarrolla videojuegos propios que lo mismo pueden dar rédito en La Plata que en Japón. De hecho, según datos de la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentinos (ADVA), hoy el sector exporta el 95% de los productos desarrollados en nuestro país.
OPORTUNIDADES Y MODELOS
Avix, una empresa platense fundada en 2012 por un egresado de la carrera de Comunicación Visual, tiene por ejemplo a su principal cliente en Atlanta. “Cartoon Network nos encarga juegos para su página web o la de Boomerang (su canal de televisión). Le hicimos uno de Tom y Jerry, otro de Bunnicula, un conejo vampiro que es un personaje muy conocido en Estados Unidos, y ahora estamos trabajando en un tercer encargo relacionado con otro show. Ellos nos dan las especificaciones generarles y nosotros nos encargamos de todo el desarrollo, desde el diseño del juego hasta la música original”, explica su fundador, Nicolás Castez.
Si bien los encargos de ese tipo constituyen hoy su principal fuente de ingresos no es ahí a donde apunta Avix. “Los clientes son una vía de ingresos más o menos rápida y segura, pero las oportunidades no están ahí sino en el desarrollo de juegos propios, una apuesta más incierta y a largo plazo, pero potencialmente más redituable si te va bien”, explica Leandro Camugli, su socio y programador.
Con esa meta, Avix ha lanzado ya cuatro juegos propios. Uno de ellos, “Thumb Fighter”, una sátira de la pulseada china que se puede bajar gratis al celular o jugar on line, tiene más de 250 mil descargas en la plataforma Play Store. “La ganancia está en la publicidad: por cada mil avisos publicitarios que se exhiben al descargarlo, Google te paga una suma que va desde los 50 centavos a los 4 dólares, según el tamaño del aviso y el mercado al que llegó. En el volumen puede resultar una fuente de ingresos interesante”, cuenta Nicolás.
Pero el cobro de comisiones de publicidad por jugador no es el único modelo de negocios para sacar rédito de un videojuego propio. Shoor, otra empresa emergente de La Plata que apunta exclusivamente al desarrollo de productos de alta calidad artística, busca hacer camino a través de plataformas de distribución donde los usuarios pagan por jugar. Una de las primeras empresas argentinas en acceder a Steam, Shoor logró que uno de sus videojuegos (My tower, my home) tuviera mucho éxito en el mercado ruso. “Por motivos que no llegamos a dilucidar, el juego anduvo muy bien ahí –explica el ilustrador Iván Calvi, uno de sus socios fundadores-. Lleva ya varios miles de descargas, que se cobran unos 7 dólares cada una; claro que entre lo que muerde la plataforma y lo que se queda el banco, te llega menos de la mitad”.
MILLENNIALS
“Son muchas las pequeñas empresas de videojuegos que han surgido en los últimos años en el país”, reconoce Pablo Baldomá Jones, presidente del Distrito Informático de La Plata, quien asegura que “al igual que la industria del software en general, su mayor desafío es pasar de proveer servicios a comenzar a desarrollar productos propios. En La Plata tenemos un ejemplo muy exitoso de eso –dice-. Globant testeaba juegos para Play Station y hoy factura millones en productos propios”, además de cotizar en la bolsa de Nueva York.
Como explican desde el Distrito Informático local, “el sector de los videojuegos está creciendo mucho por impulso de los ´millennials´ (la generación nacida entre los mediados de los ochenta y el cambio de siglo) que tienen una fuerte relación con los videojuegos y una mirada más lúdica del teléfono celular. De esa generación surgió ´Preguntados´, el caso más emblemático de un juego para celulares desarrollado en nuestro país de enorme éxito a nivel mundial”.
Aunque sólo en la última década surgieron en Argentina cerca de cincuenta empresas reconocidas y una decena de carreras vinculadas a los videojuegos, acaso el ejemplo más claro del crecimiento que viene registrando el sector sean las “global game jams”. Se trata de encuentros anuales que se realizan en todo el mundo, donde personas interesadas en el desarrollo de videojuegos se juntan para armar proyectos en 48 horas. De ellas han surgido de hecho muchas de las nuevas empresas del sector.
En 2010, cuando comenzaron a organizarse en Argentina, las game jams se hacían sólo en tres ciudades y movían menos de cien personas en total. Este año, sumaron más de 700 participantes entre ilustradores, diseñadores, programadores y músicos interesados en la industria del videojuego que se reunieron a gestar proyectos en catorce sedes distribuidas por todo el país. Si bien para muchos de ellos se trata todavía de un hobby, las oportunidades que ofrece el sector en este momento son tantas que es apenas una cuestión de tiempo para que su afición derive tal vez en un emprendimiento o una carrera profesional.