La carta estuvo durante 200 años en la familia de Luis Ponferrada; ahora la dará al Archivo General de la Nación.
Durante casi 200 años, ocho generaciones de ancestros del abogado porteño Luis Ponferrada, de 82 años, custodiaron un tesoro secreto, que hoy está en sus manos. No se trata de una joya ni de una obra de arte, sino de un breve mensaje. En 1820, el día anterior a su partida desde Chile con la Expedición Libertadora del Perú, José de San Martín envió una carta de despedida al Cabildo de San Juan.
Ponferrada es descendiente de uno de los cabildantes, y ahora donará el documento al Archivo General de la Nación (AGN). El valor excepcional de la carta no se debe solo a la firma ilustre, sino al brillo y la actualidad de sus expresiones. “Les recomiendo por su bien que estrechen entre sí los vínculos de la unión”, dice el general, y enseguida agrega una sentencia inapelable: “No existe sociedad donde no hay orden”. Entre los primeros recuerdos de su infancia, Ponferrada conserva el de una centenaria carta enmarcada, de papel amarronado y caligrafía apretada, que colgaba en el escritorio de la casa de sus abuelos maternos, en San Juan. “Es importante que oigas esto”, le recomendaba su abuelo, que disfrutaba de leer en voz alta el contenido del mensaje para sus nietos.
Ya de adulto, cuando se convirtió en un apasionado de la historia de San Martín, Ponferrada comprendió cuánta razón tenía su abuelo.
“La carta es muy notable por tres razones -explica su actual custodio-. Primero, el tiempo y lugar en que fue escrita. San Martín la redactó en Chile, ya embarcado, el día antes de partir con la expedición Libertadora hacia Perú. Segundo, es una despedida. Él era gobernador de Cuyo. ¿Por qué se despide de los cuyanos? Porque no podía despedirse de nadie más: el norte del país estaba ocupado por los españoles; en las provincias del centro los caudillos estaban en guerra contra Buenos Aires; y el gobierno porteño, que era supervisor de San Martín, le decía que volviera. Y aunque habla de los cuyanos, se despide de todos los argentinos. Tercero, deja dos consejos valiosísimos de orden y unión”.
Aunque desde hace años que Ponferrada considera la idea de donar la carta, cree que este es un momento especialmente oportuno. “Un tiempo tan complicado del país, con tantos enconos y en medio de la famosa grieta -dijo-. Mucha gente le presta una enorme atención a lo que dijo San Martín. La carta presenta un mensaje muy importante, al que no se le ha dado el valor que tiene. Y la ponemos en manos del Pueblo. Tengo la idea de donar la carta desde hace mucho. No me quiero morir y que quede colgada acá”.
Después de consultarlo con sus hermanos y sus hijos, tomó la decisión. Dijo también que no le costará entregarla, a pesar de reconocerse como un gran apasionado de San Martín y de la historia argentina en general. En efecto, en su biblioteca se destacan las extensas obras de Bartolomé Mitre y Vicente Fidel López, entre otras. Pero en ninguna de ellas se cita la carta que él tiene en su poder. “No está mencionada en la obra de ningún historiador conocido”, afirmó.
De acceso público
Al día siguiente de mandar esta carta, San Martín partió con un ejército integrado por “4500 soldados entre infantería, caballería y artillería; de estos, 2313 eran argentinos y 1968 chilenos”, según consignó John Lynch en la biografía San Martín: Soldado argentino, héroe americano. Y agregó que “la población de la capital y el campo llegó a raudales a Valparaíso para aclamar a las tropas mientras las bandas tocaban y las banderas ondeaban”.
Ponferrada sabe que si subastara la carta algunos coleccionistas podrían ofrecer una suma considerable: “Pero no quiero venderla. Me parece mal. Nosotros la hemos conservado, aunque no es una inversión. En casa nunca nadie pensó en venderla. Donarla me parece que es lo que corresponde”.
Se decidió por el AGN porque considera que la institución “está bien organizada y hay expertos que saben cómo guardar las cosas”. Además, dice que allí el documento será de acceso público para quien quiera verla.
“Ya la he leído tantas veces”, respondió risueño a la pregunta de si no le costará desprenderse del tesoro, y agregó que luego de donar el manuscrito original piensa conservar como recuerdo una buena copia enmarcada.
Enviada por San Martín, la carta llegó a la ciudad de San Juan y quedó en poder de Tadeo de Rojo y Maurín, antepasado de Ponferrada e integrante del Cabildo local. En esa ciudad fue conservada por sus descendientes hasta 1944, cuando se produjo el terremoto que dejó miles de víctimas. Entonces la casa familiar quedó tan agrietada que debió ser demolida, y la carta fue trasladada a la finca de viñedos que tenían en el departamento de 25 de Mayo, también en San Juan. Luego, desde la década de 1980, cuando Ponferrada la heredó de su madre, está en Buenos Aires.
El imprevisible derrotero futuro del documento es otra de las razones que alentaron a su tenedor a pensar en donarlo. “La carta ya salió de su lugar de destino original, San Juan”, explicó.
“No sé qué será de la vida de mis bisnietos, porque hoy es normal que los jóvenes se vayan a estudiar a Alemania o Australia, y me parece una picardía que la carta termine colgada en un departamento en el extranjero”.
El mensaje completo
“Yo me despido de los Cuyanos con los sentimientos mas ingenuos, de afecto y de estimación, que siempre les he profesado; me despido como un compatriota que los ama, y les recomiendo por su bien que estrechen entre si los vínculos de la unión y se fortifiquen en el concepto de que no existe Sociedad donde no hay orden. Sin otro carácter que el de Ciudadano manifiesto éstos mis deseos a Vuestra Señoría como el representante de la Ciudad de San Juan, para que se digne transmitirlos a sus habitantes virtuosos, por cuya felicidad hago votos al Cielo, pronto a dar la vela con la Expedición Libertadora del Perú para el día de mañana.
Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años. Cuartel General de Valparaíso, Agosto 19 de 1820
José de San Martín
Al Muy Ilustre Cabildo, Justicia y Regimiento de la Ciudad de San Juan”