“Debemos acoger a los refugiados en la UE. Sólo serían el 0,11% de la población europea”

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, esboza su nueva estrategia. Los estados miembros deben aceptar a 120.000 refugiados más en los próximos meses. Recuerda a los republicanos españoles de la Guerra Civil, a los gitanos. “Se acerca el invierno y no queremos ver a gente en las estaciones de tren con nieve”, advirtió.

Jean-Claude-Junker“Si fueran ustedes, con sus hijos en brazos, los que vieran cómo el mundo se deshace, no habría muro que no fueran a subir, no habría mar que no fueran a atravesar o frontera que cruzar para huir de la guerra o del Estado Islámico. Debemos acoger a los refugiados en la UE”.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha sido claro, tajante y directo. Ante el Parlamento Europeo, en su primer Discurso sobre el Estado de la UE, con cientos de miles de ojos y una expectación sin precedentes, Juncker ha esbozado las claves de su nueva estrategia para que los Estados Miembros acepten a 120.000 refugiados más a lo largo de los próximos meses.
“Algunos dicen que Europa no puede albergar toda la desdicha del mundo. Es cierto. Pero situemos las cosas con perspectiva. La cifra es enorme, sin precedentes, pero aun así supone el 0,11% de la población europea. En Líbano son el 25% de la población y tienen un quinto de la riqueza europea”, ha explicado de forma pausada indicando que pese al ruido de los escépticos el esfuerzo, en términos relativos, “es modesto, demasiado modesto, si se compara con Jordania o el Líbano”.
El Discurso sobre el estado de la UE fue creado en 2010 por José Manuel Durão Barroso, a imagen del de EEUU. Es la primera vez que Juncker lo pronuncia, y como ha explicado el presidente del Parlamento, Martin Shulz, “nunca había habido tanto interés” y nunca lo había dado “un presidente elegido con el respaldo del Parlamento Europeo”.

Una complicada situación

En su primera intervención, Juncker ha reconocido que la situación es complicada. “Aunque no suele tender al pesimismo es cierto que la UE no se encuentra en un buen momento. Hace falta más Europa y más unión”.
Y ha marcado sus líneas. “Hoy la máxima prioridad es y tiene que ser la crisis de los refugiados. Desde principios de año casi 500.000 personas han llegado a Europa. La gran mayoría huyen de la guerra en Siria o de la dictadura eritrea. Los más afectados son Grecia, con casi 200.000; Hungría 150.000 e Italia con 120.000”
Juncker ha hablado de los hugonotes, de los gitanos, de los republicanos españoles de la Guerra Civil, de los revolucionarios húngaros a mediados del siglo pasado, a los checos de la Primavera de Praga. De los muchos ejemplos del pasado para poner en perspectiva la crisis actual.
“Los europeos no podemos olvidar lo importante que es el derecho al asilo, uno de los valores más importantes que existen. A pesar de nuestra fragilidad, de nuestra propia percepción de debilidad, hoy es Europa la que buscan como lugar para el refugio y el exilio. Europa es, con mucho, el lugar más estable y rico del mundo. Los que critican la construcción europea, la UE, deben admitir que es un lugar de paz y prosperidad. Tenemos los medios para acoger a los que huyen de la guerra y la opresión”, en clara alusión al ala más dura del Parlamento y de la propia UE, a la derecha xenófoba que ayer mismo en la Eurocámara llamaba “basura” a los refugiados.

‘Un esfuerzo modesto’

“Hemos salvado vidas, muchas vidas. Tenemos que estar orgullosos de lo que hemos hecho, pero es un esfuerzo modesto, demasiado modesto. En mayo la Comisión pidió reubicar a 40.000 personas que buscan refugio y ahora proponemos otro mecanismo para reubicar de forma vinculante a 120.000 más. En total, 160.000”. Así, Juncker ha explicado por primera vez de forma oficial la base de su plan para el invierno. Se conocía la cifra por filtraciones, pero hasta ahora la Comisión no había reconocido abiertamente la cantidad.
Juncker ha incidido en la urgencia porque “se acerca el invierno y no queremos ver a gente en las estaciones de tren con la nieve”. Y ha mandado un recado claro a Budapest: “No hay creencias, religiones o filosofías cuando hablamos de refugiados. El asilo es un derecho”.
Polonia, República Checa y Eslovaquia, además de la propia Hungría, insisten en su rechazo al sistema de cuotas que quiere la UE, y han mostrado su preocupación por las “raíces cristianas de Europa” y la llegada no deseada de refugiados musulmanes.
Por eso Juncker ha pedido un “mecanismo de reubicación permanente que permita reaccionar más deprisa”. No un mecanismo de urgencia, ad hoc, como el que anunció en mayo, sino algo fijo. Una idea que choca de frente con la mayoría de los Estados Miembros. Los países están dispuestos a acoger refugiados ahora, una vez, y de pensarlo detenidamente si hay más crisis, pero se niegan a cambiar las legislaciones nacionales para que se convierta en algo automático.
Igualmente, Juncker ha hecho una promesa. Ante los muchos rumores y amenazas de las últimas semanas, él lo tiene claro: “Schengen no va a derogarse durante el mandato de esta Comisión Europea”, ha prometido el presidente. Quien ha anunciado también la creación de un fondo fiduciario de emergencia con una dotación de 1.800 millones de euros para estabilizar el Sahel, el cuerno de África y la zona de los grandes lago y prevenir futuras crisis.
En la segunda parte de su largo y trabajado discurso, Juncker ha abordado el resto de temas que preocupan en Bruselas y deberían preocupar al mismo nivel en todas las capitales. Primero, la situación de Grecia, pidiendo que los futuros gobiernos del país, sean cuales sean, siguen comprometidos con el acuerdo firmado.
Después, Reino Unido y su encaje en la UE, meses antes de que Londres celebre un referéndum de permanencia. E igualmente, los retos de la integración, la Unión Bancaria y el Cambio Climático.
El discurso, de casi hora y media, ha sido muy aplaudido por los populares, los socialistas y los liberales. Y ha recibido el silencio o abucheos de los euroescépticos de izquierda y derecha.