Esteban Sanguinetti prestó declaración indagatoria en la causa por la desaparición del soldado en 1976. Negó toda vinculación con los hechos. El juez le otorgó arresto domiciliario.
Tras cinco años de inactividad, la causa judicial por la desaparición del soldado conscripto Alberto Ledo tuvo, finalmente, una declaración indagatoria que podría ser clave. El militar retirado Esteban Sanguinetti, de 71 años, a quien la familia de Ledo acusa de ser el responsable de la desaparición, se presentó voluntariamente en el Juzgado Federal Nº 1 de Tucumán, a cargo del juez Daniel Bejas, y negó toda vinculación con los hechos que se le imputan. Asesorado por una defensora oficial, Sanguinetti desconoció las denuncias que pesan sobre él y solicitó la eximición de prisión. También planteó que tiene problemas de salud. Tras escuchar la declaración del militar, el juez le concedió el recurso del arresto domiciliario y ordenó que se le realicen pericias médicas para confirmar la veracidad de los problemas de salud. Sanguinetti no se encuentra bajo prisión preventiva, sino a la espera de que el magistrado resuelva procesarlo o dictarle el sobreseimiento por falta de méritos.
En 1976, Sanguinetti se desempeñaba como capitán del Batallón de Ingenieros de Construcciones 141 de La Rioja. Según la denuncia penal presentada por la familia de Ledo, Sanguinetti fue la última persona que vio al conscripto el día de su desaparición, el 17 de junio de 1976. De acuerdo al relato de por lo menos un testigo, el entonces Capitán del Ejército le pidió a Ledo que lo acompañara en tres recorridas por el monte tucumano, en los alrededores de la localidad de Monteros. En la noche de aquel 17 de junio, Sanguinetti regresó solo al campamento, sin la compañía de Ledo, de 21 años, nacido en La Rioja, estudiante de historia. La versión oficial que hizo circular Sanguinetti fue que Ledo había desertado, que había escapado al monte. Se inició entonces el procedimiento de rutina: diez días después, el 29 de junio, se abrió un sumario por deserción, que debía llevar la firma de un suboficial. El acta fue firmada por César Milani, entonces teniente, hoy Jefe del Ejército.
El arresto domiciliario de Sanguinetti no produjo sorpresa en el Edificio Libertador, sede del Estado Mayor Conjunto y del Ministerio de Defensa. “Lo que pasó era totalmente previsible”, comentaron a Tiempo desde la cartera de Defensa. En la inmensa mole de Avenida Paseo Colón 150 mantienen la postura de que mientras Milani no sea imputado en una causa judicial, su carrera militar no será interrumpida y seguirá normalmente en funciones. La votación del pliego del titular del Ejército, se sabe, fue postergada para fin de año: se revisará su ascenso junto con los antecedentes de los candidatos a jueces y fiscales que esperan por el nombramiento en el Senado. “Ledo no pertenecía al escuadrón de Milani, y de la declaración de Sanguinetti no resulta nada nuevo”, plantearon las fuentes consultadas por este diario.
La designación de Milani como titular del Ejército, y sobre todo su primer discurso al frente de la institución (en el que llamó a las FF AA a “acompañar, con renovadas ansias, al proyecto nacional”), desencadenaron una dura polémica en torno a la foja de servicios del jefe castrense. Milani fue mencionado por un ex preso de la dictadura, Ramón Olivera, quien lo responsabilizó por un allanamiento ilegal a su domicilio y por la detención de su padre. El jefe castrense tuvo una larga especialización en Inteligencia, que comenzó en diciembre de 1983, con su ingreso al Batallón 601. En Tucumán, la causa por la desaparición de Ledo tuvo largos años de demora a pesar de que el primer pedido de citación a indagatoria fue realizado en 2008, por el entonces fiscal federal Emilio Ferrer, ya jubilado. Aquel pedido nunca se concretó.
Hasta que esta semana, tras un nuevo pedido de indagatoria, esta vez solicitado por el nuevo fiscal de la causa, Carlos Brito, el juez decidió aprobar y avanzó con el trámite. En el medio estalló el caso Milani, una polémica que incluyó, aparentemente, nuevas revelaciones por parte del CELS. En esos documentos se dejaría constancia de varias irregularidades cometidas al labrar el acta por la “deserción” de Ledo, figura utilizada para enmascarar su desaparición.