Del Vaticano al banquillo de los acusados: el cardenal Pell será juzgado por abusos sexuales en Australia

En un nuevo revés para el Papa , el cardenal australiano George Pell, otrora “zar” de las finanzas del Vaticano y el más alto funcionario de la Iglesia católica acusado de abusos sexuales, será juzgado por estos crímenes en Australia.

Así lo decidió hoy en Melbourne la jueza Belinda Wallington, que luego de una audiencia preliminar de cuatro semanas, si bien desestimó algunos de las acusaciones más graves, decidió que el caso presentado por la fiscalía reúne los elementos necesarios para que el cardenal se siente en el banquillo de los imputados, en un juicio con jurado que se celebrará en los próximos meses.
Pell, de 76 años y desde junio pasado con una licencia de su importante cargo de Prefecto para la Economía y de miembro del G9 (el grupo de cardenales consultores del Papa), se mostró impasible durante la lectura del dictamen. El cardenal, que había llegado al tribunal rodeado por un fuerte dispositivo policial, se declaró “no culpable” de los hechos que se le imputan, reafirmando así la postura que siempre tuvo desde que estalló el escándalo, que generó gran conmoción en Australia. Por ley, no se han revelado exactamente los hechos que se le imputan al prelado, que se remontan a décadas atrás, aunque las autoridades indicaron que implicaban a “múltiples denunciantes” por “delitos sexuales históricos”. Se presume que se trata de abusos sexuales a menores ocurridos entre las décadas de 1970 y 1980 en Ballarat, ciudad donde nació el cardenal y a fines de la década de 1990 e inicios del 2000 en la diócesis de Melbourne, donde fue arzobispo.
El purpurado, que vive en un seminario en Sydney, salió en libertad bajo fianza. Tiene prohibido salir de Australia y ya ha entregado su pasaporte a las autoridades, según el tribunal.
“La Santa Sede toma nota de la decisión emanada por la autoridad judicial en Australia”, indicó el vocero papal, Greg Burke, que recordó que el año pasado Francisco le concedió al cardenal “un período de licencia para defenderse de las acusaciones” y que “esa medida continúa siendo válida”.
Cerca de la mitad de las audiencias preliminares que hubo en Melbourne fueron a puertas cerradas, como suele ocurrir en estos casos. La prensa sólo tuvo acceso a las sesiones públicas, en las que el defensor del cardenal Pell, Robert Richter -famoso abogado en Australia-, atacó a los denunciantes, acusándolos de mentir y de crear una campaña en contra de la Iglesia. Pell, que desde que dejó el Vaticano, en julio pasado, no participa en ceremonias públicas como sacerdote, se mantuvo siempre callado.
En la última conferencia de prensa que otorgó en el Vaticano la mañana del 29 de junio pasado -el mismo día en que fue notificado por la policía asutraliana de que se enfrentaba a “cargos múltiples por delitos sexuales históricos”-, Pell, combativo, clamó por su inocencia.
“Estoy contento de que finalmente podré defenderme en los tribunales”, dijo, en una declaración en la que aseguró haber sido víctima durante años de un “asesinato mediático” en su país.
“Reitero mi inocencia con respecto a estas acusaciones. Son falsas. La misma idea de abusos sexuales para mí es repugnante”, afirmó, al destacar, por otro lado, que mantuvo siempre informado al Papa sobre su compleja situación en Australia.

Inocente hasta que se pruebe lo contrario

Pell, que fue arzobispo de Melbourne y de Sydney, aseguró asimismo haber sido siempre “muy coherente y claro” respecto de su “total rechazo a las acusaciones”. “Y el proceso judicial me dará la oportunidad de limpiar mi nombre y de volver a mi trabajo en Roma”, indicó, en una frase que hoy resulta más que improbable. Al margen de que no se sabe aún cuándo comenzará el juicio, sí se sabe que podría durar más de un año.
De línea conservadora y punta de lanza de la reforma económica y administrativa emprendida por Francisco, Pell fue nombrado en abril de 2013 miembro del Consejo de cardanales asesores y en febrero de 2014, prefecto de la Secretaría para la Economía, un cargo clave. Apodado “the ranger” por sus modos anglosajones bruscos, el purpurado enseguida cosechó varios enemigos en la curia romana, reacia a los cambios y a la transparencia.
El Papa -que justo este fin de semana invitó a tres emblemáticas víctimas de abusos en Chile a pasar algunos días con él, para pedirles perdón-, en julio de 2016, al regresar de su viaje a Polonia, respaldó a Pell. Ante una pregunta sobre las acusaciones que pesan en su contra de pedofilia, Francisco recordó el principio legal “in dubio pro reo”, que toda persona es inocente hasta que se pruebe su culpabilidad. “Debemos esperar a la justicia y no dar antes un juicio mediático. Una vez que la justicia haya hablado, hablaré yo”, aseguró.