El objetivo de este mapa es ayudar a comprender por qué las personas no reaccionan de la misma manera ante factores medioambientales, dietas o tratamientos médicos similares.
Un consorcio internacional de investigadores diseñó un mapa que ayudará a entender las complejidades del genoma humano y cómo la carga genética de una persona se relaciona con sus costumbres y el ambiente en que vive.
Hasta ahora, es el mejor método que existe para explicar por qué los seres humanos no reaccionan de la misma manera ante factores medioambientales, dietas o tratamientos médicos idénticos similares.
Pedro Mendes, de la Escuela de Ciencias Computacionales de la Universidad de Manchester y autor principal del estudio, explica que “esta investigación es la segunda etapa importante de nuestra comprensión del genoma humano. Si la secuenciación del genoma nos proporcionó una lista de elementos biológicos, ahora nuestro estudio explica cómo esas partes operan en los diferentes individuos”.
“Los resultados nos proporcionan un marco que puede llevarnos a una mejor comprensión de cómo el estilo de vida o la dieta de cada individuo concreto, o un fármaco específico que pudiera necesitar, puede afectarle de una u otra forma según cuáles sean sus características genéticas específicas. Nuestro modelo es un gran paso hacia lo que se ha dado en llamar ‘medicina personalizada’, en la que los tratamientos se pueden adaptar a la información genética de cada paciente”, agrega.
Según Bernhard Palsson, de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de San Diego, se trata de un modelo capaz de poner en relación los elementos biológicos del genoma con las circunstancias de cada individuo concreto.
Científicos de Manchester, Cambridge, Edimburgo, Reykjavik, San Diego y Berlin han aportado sus conocimientos para esta importante creación. El mapa combina 65 tipos diferentes de células humanas y más de la mitad de las 2.600 enzimas conocidas que actúan como dianas terapéuticas.
Douglas Kell, profesor de Ciencias Bioanalíticas del Instituto de Biotecnología de Manchester y coautor del estudio, asegura que “para entender cómo se comporta un sistema es necesario tener un modelo de ese sistema. Al convertir nuestros conocimientos biológicos en un modelo matemático, este trabajo proporciona una herramienta de libre acceso, capaz de ofrecer una comprensión profunda del metabolismo humano y su papel clave en muchas de las mayores enfermedades”.
Este modelo consigue unir, por primera vez, la escala molecular más pequeña a la de las células completas. Contiene más de 8.000 moléculas y hasta 7.000 reacciones químicas diferentes.