En Estados Unidos ya se está trabajando en crear híbridos de cerdo u oveja con el fin de que corazones, riñones e hígados sean utilizados en trasplantes a personas. El tema despierta polémica.
Hace un año el Gobierno de EE. UU. pidió una moratoria antes de financiar una investigación que consistía en crear embriones mitad humanos, mitad animales. Fue difícil aprobar esta investigación por los recelos éticos que despertaba, aunque el fin era loable. El objetivo era fabricar órganos para trasplantes “a la carta”, sin riesgo de rechazo, creando seres quiméricos (animales con tejidos humanos) y de convertir a ovejas, monos o cerdos en incubadoras de órganos.
Hoy se está planeando levantar la prohibición y destinar dinero público a este tipo de estudios. El anuncio lo ha hecho Carrie Wolinetz, directora de Política Científica de los prestigiosos Institutos Nacionales de la Salud (NIH, en su acrónimo en inglés). Si finalmente se apuesta por este tipo de trabajos, el sueño de acabar con las listas de espera para trasplantes podría estar un poco más cerca. Por el momento suena a ciencia ficción, aunque hay numerosos grupos de investigación que ya han ido dando pequeños pasos en ese sentido.
La idea con la que trabajan varios investigadores es muy provocadora. Consiste en hacer crecer riñones, corazones, hígados o cualquier tejido humano en el interior de animales. Para ello inyectan células de pacientes en un embrión animal con el objetivo de que los órganos se desarrollen al mismo tiempo que crece el espécimen. No importa que el tejido crezca en, por ejemplo, un cerdo porque en teoría el órgano sería cien por cien humano.
El español Juan Carlos Izpisúa del Instituto Salk en La Jolla (California) es uno de los científicos más aventajados en este campo. En colaboración con centros de China, Japón y España ya ha logrado la creación de una quimera humano-ratón. El paso siguiente será comprobar que es posible generar tejidos sencillos en este animal típico de laboratorio y después intentarlo en cerdos, los mejores candidatos para albergar nuestros órganos.
En un futuro, Izpisúa cree que a partir de una muestra de piel de un candidato a trasplante se podrán fabricar órganos a la medida del paciente. Por ejemplo, si el candidato necesitara un nuevo corazón, se introducirían las células de la persona enferma en un embrión de cerdo, al que previamente se le habrían quitado los genes responsables de ese órgano para bloquear su crecimiento. Así, al insertar las células humanas, rellenarían el hueco que no pueden ocupar las células porcinas y solo se desarrollaría el corazón humano.
La creación de estas quimeras para desarrollar neuronas humanas, por ejemplo, inquieta a los NIH. Esta institución tampoco está dispuesta a financiar investigaciones para desarrollar esperma humano u óvulos.