Investigadores estadounidenses describieron por primera vez la manera en que las alteraciones del ADN en los genes impulsores del cáncer se traducen en disfunciones específicas en las células y conducen a su transformación oncogénica, indicaron en una serie de publicaciones científicas difundidas ayer.
Por medio de una serie de estudios científicos, investigadores del Instituto de Investigaciones contra la Leucemia Josep Carreras y del Clinical Proteomic Tumor Analysis Consortium (Estados Unidos) describieron las alteraciones genéticas de los genes claves para la aparición del cáncer que acarrea la malignidad celular.
Una de sus hipótesis, publicada en la revista Cell, es que los genes que llevan a la aparición del cáncer se traducen en proteínas que controlan aspectos importantes del funcionamiento interno de la célula que, cuando se alteran, pueden desencadenar los hitos del cáncer, es decir aquellos elementos que hacen que una célula se convierta en tumoral o cancerígena.
De esta forma, los investigadores utilizaron la proteómica (rama de la genómica que estudia la
identificación de las proteínas) para comparar 1065 genomas de 10 tipos distintos de cáncer.
Al comparar células cancerosas con células no cancerosas de los mismos pacientes, los investigadores detectaron mutaciones del ADN con efectos significativos en 59 genes que son comunes en todos los tipos de cáncer.
Un análisis detallado mostró que muchas alteraciones afectan a la actividad de esos genes, aumentando o disminuyendo la abundancia de sus productos, ya sea ARN o proteínas.
En un segundo artículo publicado en Cancer Cell, los investigadores explicaron que las alteraciones epigenéticas (modificaciones del ADN) también afectan a la actividad de los genes, con los mismos resultados.
En el estudio, coincidieron en que los genes conocidos por suprimir la progresión tumoral tendían a estar menos activos, mientras que los genes que promueven la progresión del cáncer tienden a estar sobreactivados.
Estos hallazgos sientan las bases de la comprensión profunda del cáncer en los próximos años y ayudarán a desarrollar nuevas estrategias terapéuticas basadas en los daños.