Permitirá anticipar su movimiento a través de los continentes y generar un sistema de alertas tempranas.
¿Cuánta destrucción y muerte se podría evitar previendo la llegada de períodos de lluvias extremas y sus temidas inundaciones? Un equipo de científicos halló que estos eventos están íntimamente conectados en todo el mundo, lo que permitirá establecer su movimiento a través de los continentes. En un planeta amenazado cada día más por el cambio climático, esas alertas tempranas podrían representar una ventaja decisiva.
“Las conexiones en un hemisferio generalmente funcionan a través de ondas que se establecen en la atmósfera. Es como dejar caer una piedra en un estanque: el primer evento establece las ondas y esas ondas luego pueden activar otros eventos”, explicó el británico Brian Hoskins, investigador del Imperial College de Londres y coautor del estudio, en diálogo con ambito.com.
Si bien se tenían datos locales y regionales, hasta ahora no se había podido establecer la relación de un lado a otro del mundo. Los científicos determinaron que los patrones de lluvias extremas están vinculados a flujos de aire gigantescos que corren por el globo a través de nuestra atmósfera, formando enormes olas entre el ecuador y los polos.
En el análisis se conjugaron el patrón de eventos de lluvias extremas, datos satelitales de alta resolución y una novedosa metodología de comparación múltiple.
Así comprobaron que las lluvias extremas en los sistemas monzónicos del sur-centro de Asia, el este de Asia y África están casi sincronizados. También descubrieron vínculos entre el centro-sur de Asia, Europa y América del Norte. Y calcularon que las precipitaciones extremas en Europa precedían en cinco días a las que tenían lugar en India. Esto no significa que unas generen las otras, sino que pertenecen al mismo patrón de onda atmosférica: pudiendo determinar cuáles de ellas se activarán primero, es posible anticipar el recorrido de la onda.
Un dato: en 2018, India sufrió más de 400 muertes y 800.000 desplazados por las peores inundaciones a raíz de las lluvias monzónicas en casi un siglo.
El investigador lamentó no contar aún con información directa sobre la Argentina, ya que “acabamos de desarrollar la técnica y aún no la hemos explotado del todo”, aunque anticipó que pudieron descubrir vínculos “entre los extremos de lluvia en el sur de Asia con los de África occidental y los de Sudamérica”.
Esta información será clave para las predicciones climatológicas. “Si sabemos que un evento de lluvia extrema en una región tiende a preceder al de una segunda región por, digamos, cinco días, cuando ocurra en la primera región tendremos esos cinco días para lanzar una advertencia a la segunda”, graficó.
Los estudios también proporcionarán una valiosa base de datos para monitorear los efectos del cambio climático y las alteraciones en los patrones de eventos extremos que puedan ocurrir en el futuro de la mano del calentamiento global.
Aunque Hoskins aclaró que “estos procesos no se deben al cambio climático”, recordó que “el calentamiento asociado con el aumento de los gases de efecto invernadero está llevando a que la atmósfera retenga más agua y la descargue en lluvias aún más intensas”, por lo que “es importante tener tantas advertencias como podamos de estos eventos cada vez más dañinos”.
Sobre todo si, como anticipan los especialistas, los fenómenos extremos siguen escalando en recurrencia y peligrosidad. Según un estudio del Instituto Potsdam alemán, en los últimos 30 años el cambio climático incrementó los episodios de precipitaciones fuertes en diferentes regiones del planeta en un 12% y la concentración de estos eventos en esas tres décadas “no tiene precedentes”.