Una marcha más lenta al caminar se vincularía con el deterioro cognitivo en la etapa inicial de la enfermedad.
Unas 47 millones de personas en todo el mundo padecen demencia en la actualidad. Y, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ese número ascenderá a 75 millones en 2030 y se triplicará hasta llegar a los 132 millones en 2050. Hasta el momento no hay ningún tratamiento que la cure, aunque sí existen métodos que pueden frenar la progresión en la etapa inicial del deterioro cognitivo característico de esta patología.
Sin embargo, recientemente surgieron nuevas estimaciones científicas que podrían determinar si una persona mayor podría presentarla. Según un estudio promovido por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, el problema podría ser anticipado si se detecta una disminución en la velocidad de los ancianos al caminar.
“La prevención y el tratamiento temprano pueden tener la clave para reducir la carga global de demencia, pero las estrategias que se emplean en la actualidad son demasiado invasivas y costosas para ser utilizadas de forma universal. Nuestra prueba sólo requiere un cronómetro, una cinta y un pasillo de poco más de cinco metros, así como de unos cinco minutos de tiempo cada año”, explicó Andrea Rosso, directora de la investigación.
Para desarrollarla, los investigadores examinaron a 175 participantes con edades de entre 70 y 79 años, buena salud mental y escáneres cerebrales normales. Se les pidió anualmente que caminaran a su ritmo habitual a lo largo de un pasillo de poco más de cinco metros en varias oportunidades, y se realizó un seguimiento a lo largo de 14 años.
Una vez que finalizó el tiempo estipulado, los participantes fueron sometidos a diferentes pruebas de agudeza mental y allí pudieron corroborar que, tal como ya habían determinado anteriores investigaciones, la menor velocidad de la marcha de estas personas se asociaba directamente al deterioro progresivo que pudieran presentar en ese momento o a futuro.
¿Cuánto debe disminuir para dar cuenta de posibles síntomas? De acuerdo a los resultados, si aumenta una décima de segundo por año para completar el recorrido, las posibilidades se incrementaron en un 47%. “Es cierto que una fracción de segundo es muy sutil, pero la población no debería ignorar estos cambios en la velocidad de la marcha. No se trata solo que un pariente mayor se vuelva más lento. Podría ser un indicador temprano de algo mucho más serio”, explicó Rosso.
De todas maneras, la especialista se encargó de aclarar que esta menor fluidez al caminar es independiente de la debilidad muscular, el dolor en las articulaciones y la presencia de diferentes enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial o una enfermedad coronaria.
El trabajo también reveló que quienes sufrieron una disminución en su velocidad al caminar también presentaron una reducción en su hipocampo, la parte del cerebro vinculada a la memoria y la orientación en tiempo y espacio. Esa, según aseguraron los investigadores, fue la única región cerebral en la que se observó una disminución del volumen.