El ministro de Defensa, Julio Martínez, ordenó el despliegue de una sección de aviones Tucano de la Fuerza Aérea en el marco de la Emergencia de Seguridad Pública que dispuso Mauricio Macri.
El decreto, que aguarda ser publicado en el Boletín Oficial, tiene el objetivo de revertir la “situación de peligro colectivo” que, según se dice, es creada por la penetración del delito complejo, el crimen organizado y el narcotráfico en la Argentina.
Los Tucano, basados en la Escuela de Aviación Militar, son aeronaves de combate y apoyo táctico pero estaban afectados a la formación de pilotos por la carencia de aparatos de entrenamiento primario.
En 1987 la Fuerza Aérea adquirió 30 Tucanos fabricados por la empresa brasileña Embraer de los que hay una decena operativos. El resto podría recuperarse con una fuerte inversión en repuestos.
El despliegue se producirá tan pronto se reúna la logística adecuada y la revisión del armamento portante de las aeronaves. Los aviones podrían operar tanto desde la Base Aérea de Resistencia (Chaco), creada en 2007, donde está emplazado un radar tridimensional Westinghouse FPS 113 a cargo de la Fuerza Aérea, o también desde Posadas (Misiones), que también cuenta con un equipo radar FPS113.
La iniciativa apunta a que esas aeronaves pasen a la misión permanente de control del espacio en la frontera norte. Hasta ahora la Fuerza Aérea rotaba distintas aeronaves en esas operaciones, por caso, Mirage, Fightinghawk A4 AR, Pucará y Pampa.
Ese formato encarecía las operaciones y multiplicaba desgastes en el parque aéreo.
La decisión de desplazar los Tucano deja al flamante jefe de la fuerza, brigadier Enrique Amreim, con un tema pendiente: solucionar la crisis en la formación de aviadores militares.
El Curso Básico Conjunto de Aviador Militar (CBCAM) es el semillero de donde egresan los pilotos para las tres fuerzas.
Jóvenes oficiales recién egresados de la Escuela de Aviación Militar tienen que esperar hasta tres años para poder comenzar la instrucción por falta de aviones.
La administración Kirchner compró 10 aparatos de entrenamiento de origen alemán y sumó los Tucano al CBCAM para atenuar la crisis en la instrucción de pilotos. Dejó la herencia de adquirir una segunda partida de 10 entrenadores alemanes Grob, requerimiento que había sido planteado por Amreim, quien se desempeñaba como director de Educación de la fuerza.
El decreto establece la aprobación de Reglas de Protección Aeroespacial, cuya autoridad de aplicación serán las FFAA.
Estas reglas podrán utilizarse en todo “el sector de defensa aeroespacial del territorio de la República Argentina”. Las medidas comprendidas están “orientadas a identificar, advertir, intimidar y hacer uso de la fuerza (como último recurso) a vectores incursores en el espacio aéreo argentino”.
Los aviadores las conocen como reglas de empeñamiento y son un conjunto de acciones progresivas que en casos extremos pueden ocasionar el derribo del avión incursor. El texto define como vector hostil a todo “medio/s aéreo/s, tripulado/s o no tripulado/s que por sus características, en el marco de la situación y exigencias de la misión, implica/n una probabilidad de daño o peligro a los intereses vitales de la Nación”. En conjunción con el despliegue de los Tucano, Defensa prevé reforzar el presupuesto para los contingentes de operadores y técnicos de los radares emplazados en la frontera norte del país.
El paraguas de detección está compuesto por radares ubicados en Tartagal (Salta), Ingeniero Juárez (Formosa), Las Lomitas (Formosa), Pirané (Formosa), Resistencia (Chaco), Posadas (Misiones), San Pedro (Misiones) y Merlo (Buenos Aires). Los equipos más potentes y modernos desarrollados por el INVAP denominados Radar Primario Argentino (RPA) se ubicaron en Ingeniero Juárez, Las Lomitas, San Pedro, Pirané y Merlo, con arreglo a la necesidad estratégica de cubrir espacios limítrofes y brindar protección al núcleo de asiento del poder de la Nación (Casa Rosada, Congreso, Palacio de Justicia) y otros objetivos de interés.