Al conmemorarse hoy el Día Mundial del Alzheimer, resaltan la importancia de buscar un diagnóstico precoz.
De la mano del envejecimiento poblacional, la incidencia de la Enfermedad de Alzheimer viene creciendo en forma vertiginosa en todo el mundo, a tal punto que las proyecciones indican para 2050 el número de personas que la sufren se triplicará. De ahí que al conmemorarse hoy el Día Mundial de esta enfermedad, los especialistas en ella instan a la población adulta a estar atenta a sus síntomas y buscar un diagnóstico precoz para vivir mejor.
La más frecuente de las demencias, la de Alzheimer es una enfermedad que aumenta significativamente a partir de los 65 años edad y cuyo diagnóstico a veces se demora porque sus síntomas pueden confundirse al principio con los de un proceso de envejecimiento normal.
“Los síntomas habituales del Alzheimer (pérdida de memoria, dificultades para encontrar las palabras, cambios de humor, pérdida de iniciativa) también pueden observarse en otras situaciones como depresión o envejecimiento normal, pero se diferencian ante todo en el grado de interferencia que generan para el desarrollo de actividades habituales”, explica la médica neuróloga María Alejandra Amengual.
Frente a esta dificultad, el foco de la campaña mundial contra el Alzheimer está puesto este año en la idea de que un diagnóstico precoz equivale a vivir por más tiempo y mejor. Así lo resaltan desde la Asociación Internacional de Alzheimer, según la cual más de medio millón de personas padecen actualmente alguna forma de demencia en nuestro país.
“Se calcula que uno de cada ocho argentinos mayores de 65 años padece de Alzheimer u otra demencia”, explica el doctor Julián Bustin, jefe de la Clínica de Memoria del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), quien sostiene que “hasta un tercio de los casos de demencia son atribuibles a siete factores de riesgo modificables”.
“Según publicó la comisión sobre prevención, intervención y cuidado en demencia, creada por la prestigiosa revista The Lancet, el control de ciertos factores de riesgo podría retrasar o proteger a un tercio de los casos de demencia. Esos siete factores son el sedentarismo, el tabaquismo, la hipertensión, la obesidad en la adultez, la diabetes, la depresión y la baja educación formal”, detalla Bustin.
“Se trata en todos los casos de factores modificables, por lo que mediante diferentes iniciativas (como el ejercicio físico, la estimulación cognitiva, una dieta saludable, sueño adecuado, disminución del estrés y el mantenimiento de la actividad social) se podría disminuir el riesgo de esta enfermedad”.