Detectan fármacos de uso cotidiano en arroyos bonaerenses: “Necesitamos saber qué hay en nuestras aguas”

Daniela Pérez, licenciada en Química y Tecnología Ambiental de la UNLP y becaria doctoral del CONICET, explicó en la 99.9 los resultados de un estudio inédito que relevó la presencia de medicamentos en cursos de agua de la región metropolitana y el impacto potencial en las comunidades acuáticas.

Un estudio realizado por investigadoras del Centro de Investigaciones del Medioambiente (CONICET–UNLP) reveló la presencia de fármacos de uso humano en distintos cursos de agua de la región metropolitana de Buenos Aires. En diálogo con la 99.9, Daniela Pérez, licenciada en Química y Tecnología Ambiental y becaria doctoral del CONICET, brindó detalles de un trabajo que abarcó siete arroyos y permitió establecer un diagnóstico general sobre este tipo de contaminantes emergentes.

“El trabajo se hizo en siete arroyos de la región metropolitana de Buenos Aires: Luján, Reconquista, Matanza-Riachuelo, El Gato, El Pescado y otros más al sur, cerca de Magdalena”, explicó Pérez, y aclaró que se trata de un relevamiento amplio, poco frecuente en el país. “Un estudio de esta masividad, con esta cantidad de cursos y puntos de muestreo, todavía no se había realizado en Argentina”, subrayó.

La investigadora detalló que el enfoque estuvo puesto en fármacos de prescripción de uso humano, tanto de venta libre como bajo receta. “Evaluamos 16 compuestos. La selección surge de encuestas realizadas en farmacias sobre patrones de consumo y de lo que efectivamente podíamos medir”, señaló. En ese sentido, aclaró que no se buscaron drogas ilegales: “No era parte de nuestro objeto de estudio, no las estábamos buscando”.

Entre los compuestos más frecuentes y en mayores concentraciones, Pérez destacó “paracetamol, carbamazepina e ibuprofeno”, a los que se suman “atenolol y enalapril”. Además, explicó que el análisis contempló muestras de verano e invierno, lo que permitió asociar la presencia de ciertos fármacos a patrones estacionales de consumo. “En verano aparece como dominante el sildenafil, mientras que en invierno se resalta el salbutamol, muy vinculado a afecciones respiratorias”, indicó.

Respecto de los riesgos, la especialista fue clara en marcar el alcance del trabajo. “Nosotros no trabajamos con riesgo humano, sino con riesgo para comunidades acuáticas. Estudiamos qué efectos podrían tener estos compuestos en peces y otros organismos”, explicó. Según señaló, el objetivo principal es “saber qué hay en nuestras aguas, en qué cantidades y con qué frecuencia”, para luego poder avanzar en otros estudios. “Este es un primer paso que permite pensar en acciones futuras y en investigaciones más específicas”, agregó.

De cara a lo que viene, Pérez adelantó que el equipo continuará profundizando esta línea de investigación. “Ahora nos enfocamos en estudiar los efectos sobre comunidades acuáticas y poder calcular el riesgo para esos ecosistemas. Esa es nuestra prioridad”, afirmó, aunque no descartó futuras colaboraciones con otros grupos de investigación.

Finalmente, remarcó la importancia de contar con información científica local: “Conocer el estado de situación de nuestros ríos es fundamental para entender qué consecuencias ambientales pueden generarse y cómo abordarlas a futuro”.