A pesar de su origen chino, se trata de un importante símbolo cultural de Japón a nivel mundial; sin embargo, con el tiempo se ha transformado en un símbolo peligroso para algunos países de Asia.
Una mujer fue detenida por “provocar problemas” en Suzhou, China. Según informaron los medios del país, su presunto crimen fue que la vieron llevar puesto un kimono. La mujer vestía como un personaje de manga (un cómic japonés). Arrestarla puede parecer dramático, pero acá hay más en juego que un simple error de moda.
La ropa es un identificador cultural y, para muchos, un símbolo de identidad y orgullo nacional. Cuando pensás en el kimono, puede que pienses en Japón. Sin embargo, la prenda rara vez se usa allá hoy en día, excepto en festivales o celebraciones tradicionales.
Como resultado, la industria del kimono, que experimentó un auge en la década de 1980, actualmente sufre una recesión masiva. Sin embargo, el kimono que se usa en la actualidad no es un invento de los japoneses. Se remonta al siglo VII, cuando la Corte Imperial comenzó a usar prendas adaptadas de los estilos chinos.
A pesar de estos orígenes chinos, el kimono es un importante símbolo cultural de Japón a nivel mundial. Y, en muchos países asiáticos, particularmente aquellos que fueron brutalmente colonizados por Japón, el kimono es un símbolo de opresión.
De la ropa popular a las obras de arte
Hay una larga historia de similitudes en la vestimenta entre Japón y China. Los exploradores chinos de las zonas del sur del antiguo Japón, alrededor del siglo III a. C., observaron personas que vestían túnicas simples, prendas tipo poncho y una especie de pantalón y blusa plisados.
Estas eran similares a la ropa que se usaba en partes de China en ese momento. Las imágenes de reinas sacerdotisas y jefes tribales en el siglo IV d. C. en Japón también muestran figuras con ropa como las que usaba la dinastía han de China.
El primer antepasado del kimono apareció en Japón en el período Heian (794-1185). Todavía se usaba a menudo con hakama (pantalones plisados o faldas largas) de estilo chino. Esta prenda estaba hecha de piezas rectas de tela, sujetas con una faja estrecha en las caderas.
En el período Edo (1603-1868), todos usaban una prenda unisex conocida como kosode, la cual estaba hecha de piezas rectas de tela cosidas como el kimono actual.
A principios de 1600, Japón fue unificado por el Shogun Tokugawa en un shogunato feudal (una especie de dictadura militar), con Edo (ahora Tokio) como capital. La cultura japonesa se desarrolló durante este período casi sin influencia externa, y el kosode, como precursor del kimono, llegó a representar lo que significaba ser japonés. La ropa folclórica y la ropa de trabajo también se basaban en la envoltura frontal (izquierda sobre derecha), blusas con mangas caídas y sujetas con cuerdas o cordones, que seguían un patrón básico de kimono.
Se desarrolló el papel de la persona que fabricaba los kimonos y el valor de algunos de ellos aumentó como si se tratara de obras de arte invaluables.
Símbolo de la cultura japonesa
Después de épocas anteriores de un Japón “cerrado”, la era Meiji (1868-1912) marcó un período de rápida modernización e influencia extranjera. El kimono, que significa “lo que hay que ponerse”, tenía un nombre propio y nació oficialmente.
Esto fue a pesar de un nuevo edicto imperial que rechazó la vestimenta antigua como “afeminada” y “no japonesa”. Como resultado, se alentó a los hombres, funcionarios gubernamentales y personal militar a usar ropa occidental, yōfuku, en lugar del tradicional wafuku.
Pero como Japón experimentaba un cambio fundamental en múltiples niveles, la visión de mujeres que vestían kimonos era tranquilizadora y un símbolo popular de lo japonés.
Las mujeres comenzaron a usar más ropa de estilo occidental, específicamente ropa interior para mujeres, después del gran terremoto de Kanto en 1923; ya que muchas mujeres sintieron vergüenza al quedar expuestas y esto impidió que saltaran o fueran rescatadas de los pisos altos en los edificios.
La posibilidad de que menos mujeres perdieran la vida en el desastre si usaran un yōfuku o, al menos ropa interior debajo de sus kimonos, fue un catalizador para la occidentalización general.
La “superioridad” del kimono
La era Showa de Japón comenzó en 1926, cuando el emperador Hirohito ascendió al trono. Este período abarcó dos guerras mundiales y el surgimiento de un ultranacionalismo cultural estridente y fue descrito como el período más trascendental, calamitoso, exitoso y glamoroso en la historia reciente de Japón.
Para aquellos que creían en la idea de la singularidad japonesa (Nihonjin-ron), que se hizo especialmente popular después de la Segunda Guerra Mundial, el kimono (junto con otros aspectos de la cultura japonesa) se consideraba superior a la alternativa occidental. Si bien el uso real de la prenda disminuyó, el estatus simbólico del kimono en Japón aumentó.
Para la década de 1930, Japón era una potencia colonial importante, transformándose de una sociedad feudal débil en una potencia militar industrial moderna en la década de 1890. Como tal, la nación lanzó conquistas territoriales en los países vecinos.
Entonces, mientras que la gente en Japón se “vestía como corresponde” en un audaz intento de parecer poderoso frente a Occidente, los ocupantes japoneses en Taiwán y Corea animaban activamente a las mujeres locales a usar el kimono para mostrar el papel superior de Japón y “la gran prosperidad compartida con el este asiático” en la región.
Un estudio de cómo se percibía el kimono en Taiwán y Corea durante el período colonial japonés de 1895 a 1945 mostró que el kimono japonés está claramente relacionado con el control colonial y las responsabilidades de guerra de Japón.
Los peligros del nacionalismo
La utilización de una prenda de vestir tan hermosa y elegante como arma claramente dejó su marca, como le advirtieron recientemente a la mujer arrestada en China. “Si usaras Hanfu (ropa tradicional china), nunca diría esto, pero usás un kimono, como china. ¡Usted es china!”, decían los reportes.
El kimono es un símbolo de la tradición japonesa y un recordatorio de los peligros del nacionalismo para los países que fueron ocupados en época bélica y que sufrieron atrocidades.
Pero mientras Japón se prepara para duplicar su presupuesto de defensa -lo que genera dudas sobre su identidad pacifista desde el período de posguerra- y China muestra sus músculos en Hong Kong y Taiwán, los funcionarios deberían preocuparse por algo más que una mujer vestida con un kimono.