Cuatro secretos del sistema de admisiones de la Universidad de Harvard fueron revelados en octubre, durante las audiencias en el juicio que el grupo Students for Fair Admissions (SFFA, estudiantes en favor de admisiones justas) inició en 2014. La institución educativa había sido acusada de discriminar a los estudiantes asiático-americanos.
Por su parte, el abogado William Lee argumentó que la acusación no era cierta y que si la Justicia falla contra la institución educativa “causaría la eliminación de 1.000 estudiantes latinos y afroamericanos”.
Según consigno The Wall Street Journal, “durante años, Harvard batalló contra la publicación de documentos que muestren los entresijos de su oficina de admisiones”, y entre sus aspectos más controvertidos del proceso “cada aspirante recibe un ‘puntaje personal’ que refleja, en parte, un análisis de rasgos de la personalidad, como el humor, el coraje y la amabilidad”.
E-mails que fueron mostrados durante el juicio indicaron que algunos factores influían positivamente en el método “holístico” (como lo llamaron los abogados de Harvard) de selección: “Riqueza familiar y conexiones con la universidad; superioridad atlética y un origen afroamericano o latino”, enumeró CNN entre algunos factores. Por otra parte, familias que hicieron donaciones a la institución, conocimiento de griego y latín, un padre o madre inmigrante y un hogar humilde también eran factores positivos.
La institución, según consignó el sitio, favorece a los estudiantes atletas, hijos de graduados de Harvard, candidatos que estén en la lista de intereses de autoridades como decanos o directores, todos identificados con la sigla ADLC y si bien ellos representan “solo el 5% de las solicitudes, el 30% de estos estudiantes son admitidos”.
Cada año, la Universidad de Harvard envía miles de cartas para invitar a estudiantes, elegidos según el puntaje de la Prueba de Aptitud Académica estándar en el país, llamada SAT. Aquellos que aceptan y se postulan, tienen el doble de posibilidades que los demás de ser aceptados. Pero la oficina de admisiones no tiene un criterio único de puntaje.
De hecho varios documentos presentados en el tribunal revelaron que se favorecía a los estudiantes pobres y a los que provenían de circunstancias difíciles.
Mientras el tribunal se prepara para dictar sentencia, los 40.000 estudiantes que compiten cada año por los 1.600 lugares en la universidad prestaron atención extra. A diferencia de las generaciones anteriores, ellos tuvieron un acceso inédito a información sobre el misterioso proceso de admisiones.