Barcelona amaneció con refuerzos de seguridad y máxima tensión a la espera del anunció de Puigdemont sobre la independencia; el gobierno catalán mantiene el misterio sobre el contenido de su declaración
La normalidad es una apariencia. El ritmo frenético en las oficinas, los turistas que hacen cola frente a las casas de Gaudí, las terrazas de los bares llenas de clientes que disfrutan del sol otoñal. En realidad Barcelona es hoy una ciudad de gente ansiosa que mira el reloj, a la espera de un momento histórico que sacuda sus vidas.
Hay miedo, ilusión, incertidumbre, según con quien se hable en las horas previas al discurso en que el presidente catalán, Carles Puigdemont, revelará en el Parlamento sus planes sobre la independencia. Misterio total sobre qué dirá: “No haré referencia sobre el contenido de esta tarde”, dijo el vocero del gobierno regional, Jordi Turull, al final de la reunión de ministros celebrada esta mañana para definir la estrategia .
La comparecencia está prevista para las 18 (las 13 de Buenos Aires) y la sede del Parlamento regional ya está blindada por un operativo especial de los Mossos d’Esquadra, la policía autonómica. Nadie ajeno a la sesión puede entrar al Parque de la Ciudadela, donde además de la sede legislativa se encuentran atractivos turísticos como el Zoo de Barcelona.
A pocas cuadras de allí, frente al Palacio de los Tribunales, empezaban a concentrarse al mediodía simpatizantes independentistas que esperan seguir el nacimiento de un nuevo país a través de las pantallas gigantes que instaló por la organización Asamblea Nacional Catalana (ANC). “Hola república” es el lema de la manifestación.
“Hoy es un día que jamás olvidaremos. El sueño de una vida se va a hacer realidad”, decía Albert Soler, un jubilado que llegó desde la otra punta de la ciudad con una bandera estelada (el estandarte del independentismo) atada al cuello como si fuera una capa. A su lado Carme, una estudiante universitaria, posaba ante las cámaras de televisión con un cartel que ponía “República, Día 0”.
Los convocantes insisten en que la declaración unilateral de independencia es un hecho. “No espero otra cosa. Confío en nuestro presidente”, señaló Jordi Sànchez, el líder de la ANC y figura clave del comando superior del separatismo.