Diana Cohen Agrest: «Estamos proponiendo es una especie de revolución copernicana en el sistema penal»

La filósofa y escritora habló en la 99.9 sobre el libro “Nuevos Paradigmas para la Justicia Penal: hacia una era con perspectiva de víctima» que presentaron recientemente.

Recientemente fue presentado el libro “Nuevos Paradigmas para la Justicia Penal: hacia una era con perspectiva de víctima» que cuenta con la recopilación de información y de casos realizados por ocho personas. Entre ellos, la filósofa y fundadora de Usina de Justicia Diana Cohen Agrest.

En diálogo con la 99.9, explicó que el momento que se vive «es histórico» y luego se refirió al motivo: «si bien a lo largo de la historia, en un primer momento se atendía a las víctimas, luego toda la atención se centró en el victimario. Desde las películas hasta los libros, hasta el sentir popular, lo primero que se hace es centrar toda la atención en qué va a pasar con aquel que mató, con aquel que robó, con aquel que violó. Entonces la víctima es apartada y por lo tanto no solamente no tiene atención alguna, sino que, como yo vengo diciendo desde hace años, está en un estado total de orfandad procesal. ¿Por qué? Porque desde el primer momento el victimario, aquel que robó, que mató, que violó, tiene un defensor, tiene el fiscal, que muchas veces en este sistema perverso en el que vivimos hasta ahora en Argentina, está a su favor, tiene el juez, que muchas veces también está a su favor. Entonces está acompañado del principio hasta que sale en el caso de que sea castigado, y si no también justamente para no serlo. En cambio, la víctima, aquella que perdió un hijo, un hermano, un padre, está absolutamente sola, ni siquiera forma parte del proceso. Entonces de repente se encuentra absolutamente aislada, no sabe qué hacer».

Para que todo esto deje de funcionar así, ven la oportunidad de cambiar el eje en ese sentido: «así como en Usina de justicia nosotros atendemos a esa persona que está desorientada, al padeciente, al sufriente, y por eso también comunicamos a la comunidad para decirle que cuando hay un homicidio nos tienen que avisar, tienen que escribirnos a Usina de Justicia porque nosotros lo ayudamos, lo acompañamos, sin esperar nada de ello, porque en realidad es un trabajo que venimos haciendo de modo absolutamente voluntario. Lo que estamos proponiendo es una especie de revolución copernicana en el sistema penal, en el que a partir de ahora el centro del sistema penal tiene que ser la víctima y no el victimario».

Para eso, es esencial, como hizo el garantismo, formar a las personas que forman parte del sistema judicial en esta mirada que debería ser la habitual: «Hay que empezar por la formación de los futuros abogados, e incluso a esta altura también de los propios abogados en función, porque prácticamente no tenían ninguna noción de victimología. Una de las cosas que estamos fundando es el IVUJ, el Instituto de Victimología de Usina de Justicia, para poder formar no solamente abogados, sino también a psicólogos, sociólogos, y a todos aquellos que realmente estén interesados en formarse en una disciplina que prácticamente tiene poca historia en Argentina. Tiene historia, pero siempre precisamente del lado de los victimarios y no del lado de las víctimas. Porque como siempre se invirtió en los últimos 50 años el orden entre la víctima y el victimario, porque cuando se producía algo, la víctima era aquel que había matado, aquel que había agredido, aquel que había violado; entonces la victimología en gran medida en la Argentina se dedicó precisamente a tematizar al victimario y no a las víctimas, que son las verdaderas víctimas. Y por eso estamos hablando de una revolución copernicana, invertir el orden. Este instituto que estamos fundando, se va a dedicar a eso».

Hay ejes centrales del sistema de justicia que no funcionan bien y que incluso hacen que una persona que no está lista para volver a la sociedad, deba ser liberada: «se dice que el objetivo del castigo es la reinserción de quien violó la ley en la sociedad, pero en contrapartida, se le dan seis, ocho o 10 años de prisión. ¿Ahora, qué pasa si transcurren 10 años de prisión, por ejemplo, para un violador, y ese violador no pudo reinsertarse en la sociedad? Lo alargan igual. ¿Entonces, qué sentido tiene largar a una persona, devolverlo a la sociedad, cuando esa persona es incapaz de reinsertarse? En España, por ejemplo, existe lo que se llama la prisión permanente revisable. Cada tanto cuando le toca salir a quien violó la ley, se le hace una revisión, lo llama el juez y ve si está en condiciones de salir. En cambio acá lo largan porque así lo dicta la ley».

Para Cohen Agrest, ya no se debe discutir que es lo que pasa cuando el sistema actual perdura en el tiempo, porque es evidente: «hubo 30 o 40 años de esta política absolutamente laxa. Los resultados están a la vista, entonces no hace falta discusión. Hemos sido los conejillos de indias de un experimento social. Costó la vida de muchos chicos, de mucha gente joven, de toda una generación, arrasada de los dos lados, sin duda».