Diego Rodríguez: «Hace 30 años que estoy en esto y nunca he visto un sistema con tan pocas perspectivas, tan poca política y tan poco presupuesto»

El biólogo marino habló en la 99.9 sobre la situación actual de su especialidad pero también del sistema de investigación en Argentina.

El sistema de investigación científica en la Argentina está atravesando un momento de crisis e incertidumbre que los propios actores del sistema ven con preocupación.

Eso fue lo que expresó el biólogo marino Diego Rodríguez en la 99.9 mientras se refería al avistamiento de ballenas en las costas marplatenses y fue consultado por la realidad de su especialidad en el área de estudio.

P: ¿Se están incorporando generaciones jóvenes al trabajo de biología marina?

R: Muy poco. O sea, sí, te diría que hasta hace unos cinco años más o menos, hay un ritmo de ingreso sostenido. En los últimos años había caído un poco movido hacia otras profesiones, pero en este momento, todo el sistema de ciencia y técnica está en una crisis muy profunda en las políticas del gobierno de Milei, te diría que quizás de las peores que yo he vivido. Lo que hace que no solamente el ingreso se haya reducido, sino hay grandes dudas sobre hacia dónde vamos y qué es lo que se va a poder hacer. Entonces hay muchos investigadores jóvenes que se están yendo del sistema científico, hay otros que se están yendo hacia otros sistemas productivos, aquellos que pueden y las disciplinas que pueden. Otros están yendo de Argentina y todo el sistema de ingreso está muy cortado. En estos momentos no tenemos una real perspectiva de lo que va a ocurrir dentro de los próximos dos años, por ejemplo, y qué impacto va a tener. Lo que nosotros hablamos en ciencia que pasa dentro de dos o tres años, va a tener impacto dentro de cinco o seis años. Es un efecto retardado. Hace más de 30 años que estoy en esto, empecé mi carrera de investigación en la época que Cavallo mandó a lavar los platos a la gente y pocas veces he visto un sistema con tan pocas perspectivas, con tan poca política y por supuesto, con tan poco presupuesto.

En su análisis, se necesita previsibilidad para el trabajo y eso aleja a los jóvenes del interés por el estudio y la ciencia: «la priorización de la financiación de la investigación es absolutamente necesaria y mucho depende de los criterios. Hay una cosa que creo que es necesario discriminar: cuándo se trabaja con argumentos y cuándo se trabaja con excusas. Un ejemplo claro es lo que está pasando con el INTA, por ejemplo. Una cosa es que vos digas yo quiero desburocratizar, si fuera esa la palabra, o ajustar los presupuestos y demás. Perfecto. Entonces yo tengo una estructura, un directorio de 10 personas y vamos a pasar a tres personas. Bárbaro, pero si esas tres personas dependen del Poder Ejecutivo, es una excusa. El argumento es sacarle voz a otros sectores agropecuarios y que solamente el gobierno decida lo que hay que hacer. Ahí se confunden argumentos con excusas. So pretexto de hacer una estructura más ágil, lo que se hace es una estructura más centralizada».

También señaló que no se está tampoco trabajando con otras investigaciones en el exterior, algo que es totalmente necesario porque el gobierno nacional no aporta a lo que se ha comprometido: «todos los convenios de cooperación internacional que tiene la Argentina están vigentes, pero el gobierno argentino no pone su parte. Entonces nosotros tenemos convenios con Francia, con Italia, y le tenemos que estar diciendo que sí, que todo se puede hacer, pero que el dinero que se había comprometido la Argentina en poner para intercambio de personas o para proyectos y demás, no va a estar. O sea que el proyecto va a estar, pero no va a estar financiable, significa que no se puede hacer».

El análisis social de lo que pasa en distintos ámbitos, ha entrado en la lógica de estar de un lado o del otro, pero mientras tanto, hay problemas reales con los que deben enfrentarse aquellos que trabajan en investigación: «en general de todos los temas nos llevamos por una pequeña, una breve síntesis que vemos en un medio de comunicación, pero después cuando vos empezás a hilar fino y a ver cómo es esto, te das cuenta cómo es la situación. Esa política de demonizar aquello con lo que yo no estoy de acuerdo, y esto no es privativo de este gobierno, me queda absolutamente claro, el demonizar a aquel que no comulga con mis ideas, es muy pernicioso porque hace pensar a la gente que todos hacemos lo mismo. Es muy fácil tomar uno o dos ejemplos de excesos para demonizar todos los estudios sociales, llevarlos a que no sirven para nada, cuando la Argentina tiene profundísimos problemas sociales y hay grupos muy serios que trabajan en la Plata, en Buenos Aires, sobre problemas del AMBA, sobre urbanización de villas, y además hay gente que trabaja mucho en nuestra universidad también, hay mucha gente que trabaja en esos temas, y demonizarlos y decir que lo que hacen no sirven para nada, es una sobresimplificación de la realidad que objetivos tiene».