Es la primera vez que se condena a unos progenitores en Estados Unidos por no haber tomado medidas preventivas.
Los padres de un adolescente que abrió fuego en una escuela de Michigan han sido sentenciados a 10 años de prisión cada uno por no tomar medidas preventivas que hubieran evitado la muerte de cuatro alumnos en 2021.
Jennifer y James Crumbley son los primeros padres condenados por un tiroteo masivo en una escuela de Estados Unidos. Fueron declarados culpables de homicidio involuntario, después de que los fiscales presentaran pruebas de que había un arma sin seguro en la casa y de que hubieran mostrado indiferencia hacia la salud mental de su hijo adolescente, Ethan.
El 30 de noviembre de 2021, el joven de 15 años sacó una pistola de su mochila y comenzó a disparar en la escuela Oxford High School. Ethan Crumbley, que ahora tiene 17 años, cumple cadena perpetua por asesinato y otros delitos.
“La sangre de nuestros hijos también está en vuestras manos”, dijo Craig Shilling, padre de una de las víctimas del tiroteo. Los fiscales del juicio afirmaron que “las acciones simples” de ambos padres podrían haber detenido la catástrofe.