Lo diseñó un argentino radicado en París. Detecta actividad mental en pacientes en coma.
Un simple electroencefalograma podría revelar la presencia de una mente activa encerrada en un cuerpo que no responde. El método ofrece otra herramienta para detectar trazas de conciencia en personas que han recibido un diagnóstico erróneo de estado vegetativo. Nuevos estudios, actualmente en realización, intentan probar si el método también puede utilizarse en el control de personas que están bajo anestesia total, para asegurarse de que no recuperen la conciencia durante la operación.
La técnica se basa en investigaciones recientes acerca de la naturaleza de la conciencia. “La información procesada conscientemente, típicamente recluta varias regiones del cerebro simultáneamente”, explica Jean-Rémi King, del Instituto del Cerebro y la Espina Dorsal de París. Otras informaciones que ingresan al cerebro, como el reflejo que nos permite mantener el equilibrio cuando nos empujan, activan solo un área.
King y su colega, el argentino Jacobo Sitt, pensaron que podrían detectar signos de conciencia en personas no comunicativas simplemente haciéndoles escuchar una serie de bips y analizando los registros electroencefalográficos en busca de señales de diferentes regiones que mostraran las mismas fluctuaciones. Esto sugiere que están compartiendo información.
Para ello, sometieron a este test a 75 personas en estado vegetativo, 67 en estado de conciencia mínima, 24 que recién estaban recuperando la conciencia después de haber estado en coma y 14 sujetos de control. Al analizar los datos electroencefalográficos con software estadístico, encontraron diferencias en los patrones de individuos totalmente conscientes, en los de otros en estado vegetativo y también en los de quienes tenían mínima conciencia. El trabajo se publicó en Current Biology (doi.org/n42).
“Esto agrega otra herramienta diagnóstica que podemos usar para identificar a aquellos pacientes que están conscientes, pero imposibilitados de mostrarlo con sus cuerpos”, afirma Damian Cruse, de la Universidad del Oeste, en Londres, Ontario, Canadá. Cruse y su colega Adrian Owen están comenzando a comunicarse con estos pacientes haciéndoles preguntas mientras monitorean su actividad neuronal.
La técnica desarrollada por King y Sitt podría funcionar en casos donde el método de Cruse y Owen no lo hacen.