En Wall Street ven difícil la intermediación de fondos privados.
Así como la presidenta Cristina Kirchner dijo que quería hablar con los “dueños del circo”, cuando convocó a los empresarios después de las elecciones primarias para debatir el futuro de la economía, uno de los principales fondos que reclama en la justicia norteamericana por el default advirtió ayer que, si bien está dispuesto a negociar una salida extrajudicial con el país, solamente lo hará con el dueño del circo.
“No es serio pensar que las deudas de la Argentina pueden resolverse sin la participación de la Argentina”, dijo ayer a La Nación un vocero de NML, el fondo de Elliott Management, uno de los que llevaron la delantera en la justicia norteamericana. “Estamos listos y dispuestos a negociar con el país”, aclaró.
Las declaraciones surgen luego de que trascendiera que un grupo de fondos que tienen bonos reestructurados están sondeando a otros inversores del mercado para ver si logran acercar posiciones entre el Gobierno y los llamados “fondos buitre”, con el objetivo de conseguir que levanten sus reclamos judiciales. El grupo, liderado por Gramercy, el “fondo buitre” que desistió de su demanda y dio pie para que el Gobierno reabriera el canje en 2010, busca que los bonistas reestructurados cedan a favor de los holdouts el 5% de los intereses que deben cobrar por los títulos argentinos en los próximos cinco años. Este dinero, más tarde, se sumaría a la oferta de canje de deuda del Gobierno y serviría para que los holdouts abandonen la vía judicial.
Se trata, en principio, de una oferta con la que aparentemente ambas partes saldrían beneficiadas: los dueños de bonos reestructurados, porque evitarían un default que desplome el precio de sus títulos; y los holdouts , porque podrían cobrar por lo menos parte de lo que reclaman. Muchos temen, de hecho, que aun con una sentencia favorable en la Corte Suprema de EE.UU., la Argentina nunca pague sus obligaciones.
En Wall Street, no obstante, analistas y fondos estiman que será muy difícil que la estrategia de Gramercy pueda terminar implementándose. Incluso, algunos sugieren que es una estrategia que solo le permite al Gobierno ganar tiempo y mejorar su perfil ante la Corte de EE.UU.
“Es una idea ambiciosa y no es fácil de implementar. A nivel teórico, suena bien: sacrifican un 5% para pagarle a Elliott, con la buena noticia los bonos suben, y así los tenedores de bonos ganan un 15%. Pero la tentación para hacer un free riding (quedarse afuera) también es alta”, opinó Diego Ferro, socio de Greylock Capital Management, un fondo de alto riesgo que tenía bonos en default y los canjeó en 2010. “Y si no hay una aceptación masiva de los bonistas, difícilmente se puedan cambiar las condiciones de los títulos. En suma, la implementación la veo muy difícil”, agregó, en diálogo con La Nación desde Nueva York.
En la misma línea, Sebastián Vargas, economista de Barclays, habló de la dificultad de justificar una transacción así del lado de los bonistas: “nuestro escenario principal sigue siendo que la Argentina va agotando las instancias legales antes de sentarse a negociar”.
Mientras que Siobhan Morden, jefa de estrategia para América Latina de Jefferies, también puso en duda que el Gobierno esté realmente dispuesto a un arreglo con los llamados “fondos buitre”, considerando que un acuerdo acarrea costos políticos y financieros. Entre los primeros, dijo, el Gobierno no tendría forma de justificar un pago a los “buitres”. Mientras que desde el ángulo financiero, aclaró, debería resolver cómo hace para pagar voluntariamente sin que se disparen las cláusulas de los bonos reestructurados que impiden que se les pague más a los holdouts que a aquellos que entraron al canje.