Las nuevas tecnologías desafían a la producción tradicional.
Era el año 2000. Una startup de la industria del alquiler de películas que tenía una interesante propuesta en la logística (negocio que dominaba Blockbuster) estaba en serios problemas. Los fundadores de Netflix, cuyo modelo de negocio se basaba en cobrar por suscripción en lugar de por película y no cobrar penalidades por retrasos en la devolución, se acercaron al gigante de esa industria y le propusieron que invirtiera en ellos a cambio de un 50% del paquete. No solo se negaron, sino que los trataron de locos. Por un lado, iban contra las dos principales fuentes de rentabilidad, y por otro, dijeron que si lo que proponían fuera buen negocio lo harían solos. El resto de la historia es conocido.
En 2013, Blockbuster no tenía más tiendas. Estos son los efectos que genera la economía exponencial: cambia la tecnología y con un nuevo modelo de negocios actores marginales ganan protagonismo y desafían a quienes ocupan el centro del escenario, a veces con total éxito. Son muchos los casos. Uber, AirBNB, Apple, Skype. Mientras esto ocurre en el mundo, desde los agronegocios de la Argentina hasta este momento se observa este proceso como algo lejano, ajeno, a lo sumo como un potencial consumidor de servicios digitales. Pero es hora de despertar.
La exitosa oferta pública de acciones de la empresa Beyond Meat de estos días (logró una capitalización de casi 4000 millones de dólares) nos debe hacer repensar nuestra actitud. Beyond Meat, fundada en 2009, fabrica una hamburguesa vegana, con la particularidad de que el aroma, la textura y el sabor la hacen muy similar a la hamburguesa vacuna que conocemos. Más allá del hito, lo que es imperioso es ver lo que está ocurriendo en la industria de la alimentación (el sector al que pertenecemos), porque lo de Beyond Meat no es un hecho aislado. Como se dijo al principio, todos los sectores de la economía están siendo desafiados, y el agro no es la excepción.
La reducción de costos y la potencialidad de la tecnología han generado un mundo más horizontal, en el que desafiar a las industrias ha dejado de ser algo delirante o patrimonio de grandes organizaciones. En la actualidad, un equipo de cinco personas con capacidades algo superiores a las medias, acceso a información, buenas ideas y determinación, puede lograr desarrollos que cambien una industria. En el caso de la transformación de alimentos, hay en EE.UU. más de 400 startups que han recibido inversiones formales y que desde diferentes aproximaciones están intentando implementar soluciones de alto impacto (costo, medio ambiente, bienestar animal).
Junto a Beyond Meat e Impossible Foods hay toda una corriente que está intentando sustituir los productos animales por otros basados en proteínas vegetales: la leche (Ripple Foods), clara de huevo (Clara Foods) y yema de huevo (Just), cuero (Modern Meadow), carne de pollo y pescado (Finless Foods). Un poco más atrás, está madurando la corriente de agricultura celular, también abarcando todo el espectro de la alimentación. Detrás de estos emprendimientos no hay solo emprendedores. Están los inversores en capital emprendedor, un segmento de inversores que toma alto riesgo, pero en empresas que tengan enormes potenciales. Y junto a ellos están los grandes jugadores de cada industria. Nadie quiere ser el próximo Blockbuster, por lo tanto cuando aparece un “potencial Netflix” invierten en él, no sea cosa que el consumidor tome ese camino y queden fuera del negocio.
En el caso de los alimentos, Tyson Foods, Nestlé y Cargill, por ejemplo, tienen inversiones en alimentos disruptivos, al tiempo que no distraen a su organización en el actual negocio. No obstante, están preparándose por si eventualmente el consumidor decidiera cambiar de proveedor.
¿Por qué el llamado a despertar? En primer lugar, por la velocidad a la que dan las transformaciones mencionadas. En el caso de estas hamburguesas, en 2010 se crearon las primeras empresas. En 2016 llegaron a los primeros restaurantes. Al año se ofrecían en alrededor de 1000 locales. En 2018 ya había más de 20.000 y este año se podrán conseguir en supermercados. Otra empresa, Impossible Foods, fabrica 5000 toneladas por mes de hamburguesas en su fábrica de Oakland y está por abrir otra en Asia.
Este proceso no se da solo en Silicon Valley o Europa. Nunca hubiéramos pensado en Israel o Chile como competidores en el mercado de la carne. Sin embargo, allí hay empresas con mucho foco en transformar la industria alimentaria. Esto no obliga a desatender el actual negocio, pero sí a prestar atención y moverse en consecuencia. Se puede (debería decirse se debe) trabajar asociativamente, se puede invertir en alguna empresa argentina que esté en el negocio, se puede invertir en alguna o varias de las 400 mencionadas o delinear algún otro camino. Lo que no se puede es negar este fenómeno ni los antecedentes en otros sectores. No sea cosa que por estar relajados viendo series un cambio tecnológico nos devore como a una hamburguesa.