Violencia yihadista | El primero fue en una zona de restaurantes, en donde la gente paseaba tras el fin del Ramadán. Un terrorista se hizo estallar en un coche bomba. El otro ataque fue en un mercado, al noreste de la capital iraquí.
Había pasado apenas una hora desde el final del Ramadán. Tras un mes de ayuno, centenares de musulmanes salieron con sus hijos a centros comerciales y restoranes de Bagdad, la capital iraquí. Esos instantes de festejos fueron el objetivo elegido por dos atacantes suicidas, que se detonaron en dos mercados para transformar la alegría en espanto. De repente, en la ciudad la risa dejó lugar a gritos, corridas y sangre. Los atentados, los más severos del último año, reivindicados de forma temprana por el grupo yihadista ISIS, provocaron 126 muertos, de los cuales 26 eran chicos, y más de 200 heridos.
La primera explosión fue con un coche bomba y se produjo a la una de la mañana de ayer frente a una tienda de helados, en el distrito de Al Karrada. Esta heladería es la más popular y antigua de la capital iraquí. En verano es habitual prolongar las noches en la calle y más aún luego del final del mes sagrado de los musulmanes shiítas que son habitués de esa zona.
El ataque provocó también graves daños materiales en la avenida principal de Al Karrada. Varias tiendas y vehículos quedaron destruidos y calcinados en esta zona comercial, blanco con anterioridad de otros atentados del ISIS. En esta ocasión, el grupo asumió la autoría en un comunicado firmado por el comando Provincia de Bagdad y difundido en las redes sociales, en el que aseguró que el objetivo eran los infieles shiítas.
“En el marco de las permanentes operaciones de seguridad de los soldados del califato en la ciudad de Bagdad, el hermano mujahidín (guerrero santo) Abu Maha al Iraqui logró hacer estallar su coche bomba en una concentración de renegados”, se indica en la nota. El grupo terrorista advirtió de que “con el permiso de Dios proseguirán los ataques de los mujahidines contra los renegados”. La milicia terrorista atacó repetidamente dentro de la geografía de Irak, como respuesta a sus pérdidas territoriales militares de los últimos meses.
Hasta Al Karrada se desplazó el primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, quien afirmó que los terroristas “después de haber sido aplastados en los campos de batalla cometen ataques con explosivos en un intento desesperado”. Al Abadi prometió castigar a “las bandas terroristas que perpetraron el atentado” y mostró su confianza en que “la victoria está muy cerca”, indicó su Oficina de Información en un comunicado.
La población de Al Karrada recibió muy enojada la visita del jefe del Gobierno, al que culpan de no proteger a los civiles de las acciones de los extremistas. Decenas de ciudadanos lanzaron piedras y zapatos al auto de Al Abadi.
También de madrugada, otro coche bomba estalló en el mercado popular de Shalal, situado en la zona de Al Shaab, en el noreste de Bagdad y también de población mayoritariamente shiíta.
Este atentado causó la muerte de cinco civiles e hirió a otros 16, además de causar destrozos en varios comercios, señaló una fuente policial consultada por Efe.
El gobierno iraquí declaró tres días de luto oficial en todo el país para honrar a las víctimas. Por su parte, el presidente del Parlamento iraquí, Salim Yaburi, condenó en un comunicado estos ataques “criminales y cobardes”. Además, pidió a los servicios de seguridad “tomar precauciones y no dar chance al terrorismo a que aproveche las circunstancias del país, que libra una guerra contra el ISIS”.
Los ataques terroristas han aumentado en los últimos meses en Bagdad, coincidiendo con un fuerte retrocesos en el campo de batalla de los yihadistas. Los ataca una coalición integrada por fuerzas locales, apoyada por EE.UU., Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, Holanda y Australia.
El 11 de mayo pasado, el ISIS mató a 93 personas y dejó heridas a más de 160 en tres atentados perpetrados en dos barrios de mayoría shiíta y otro sunita en las afueras de Bagdad. Seis días después, 45 personas murieron en una nueva ola de atentados en la capital, mientras que el 9 de junio una veintena murió cuando un suicida al volante de un coche bomba detonó explosivos en el barrio de Nuevo Bagdad.
El grupo extremista está acosado en Irak en su bastión de Mosul y otras zonas del norte del país. Los yihadistas sufrieron además un gran golpe recientemente, con su expulsión a fines de junio de la ciudad de Fallujah, uno de sus principales y estratégicos baluartes, a solo 50 km al oeste de Bagdad.
Hace poco más de dos años, el ISIS proclamó un califato en los territorios bajo su control de Irak y Siria, donde llegó a dominar hasta un tercio y la mitad del territorio, respectivamente.