La expectativa es que se mantendrá la presión alcista en los mercados paralelos pese al mensaje oficial de mostrar que existe capacidad de intervención. El respaldo que puede ofrecer el BCRA y la necesidad de cuidar las reservas para cumplir con el FMI
Tras el rimbombante anuncio de recompra de deuda por más de USD 1.000 millones realizado ayer por el ministro de Economía, Sergio Massa, en la previa de la apertura del mercado, la jornada dejó un sabor a poco. La medida admite más de una lectura y, si bien otorgó un renovado impulso a la cotización de los bonos en dólares involucrados, que llegaron a tocar subas del 11% en Wall Street, no logró descomprimir la tensión cambiaria. Lo peor, tal vez, es que en el mercado no existe ninguna expectativa de que esto vaya a ocurrir.
Calmar la presión que comenzaron a reflejar en las últimas semanas los precios libres del dólar, con una brecha que volvió a niveles de 100% en las últimas jornadas, fue el objetivo identificado como primordial por los operadores, que entendieron la decisión de comunicar el rescate de deuda como una necesidad de transparentar las intervenciones oficiales en el negocio del dólar Bolsa y contado con liquidación (CCL) que ya se venían realizando pero que el acuerdo con el FMI no habilita bajo esa modalidad.
Al mismo tiempo, analistas y traders interpretaron que el mensaje oficial apuntó a advertir sobre la capacidad de intervención. Paradójicamente, los recursos para alimentar ese potencial es uno de los puntos que despertó las primeras dudas.
“Massa no especificó de dónde saldrá el financiamiento, en un contexto en el que se espera que la liquidación de divisas caiga al menos USD 10.000 millones en 2023 respecto de 2022, lo que afectará la disponibilidad de divisas del Banco Central”, sostuvieron los analistas de la consultora 1816. Lo mismo deslizaron desde el Grupo Cohen, donde consideraron que “la primera impresión fue positiva” aunque no tendría mayor impacto, al menos en el precio del billete. “Es una buena señal en el sentido de que el Gobierno pone el acento en que la deuda importa y que trata de sostener el precio de los bonos. La mala noticia es que lo hace sin tener respaldo. El Banco Central no está como para gastar reservas, si es una medida transitoria, se corre el riesgo de despilfarrar ese dinero”, apuntó el jefe de Research, Martín Polo, quien consideró que se trata de una medida de corto plazo cuyo efecto “va a durar poco”. Destacó que si bien los bonos reaccionaron positivamente, no ocurrió lo mismo con las acciones y que “el equilibrio general luce complejo durante el año y el tipo de cambio va a seguir teniendo presión alcista en tanto se mantengan los desequilibrios”.
La primera jornada tras el anuncio parecen confirmar estas previsiones. Con una reacción inicial a la baja, tanto el MEP como el CCL volvieron a operar con alta demanda y cerraron con leves bajas, de apenas 0,5% en el dólar Bolsa ($340) y 2,9% en el CCL ($352). El dólar informal, en tanto, fue el que menos reaccionó, con una baja de apenas $1 respecto al día anterior. Cerró en $377. Y hay quienes levantaron una alerta.
Es que, en base a los “fundamentos monetarios” (emisión y demanda de pesos), los dólares libres tienen todavía recorrido hasta ubicarse en torno a los $425, lo que sería un punto de equilibrio teórico que además acoplaría las cotizaciones a la evolución de la inflación durante el año pasado.
“Massa anunció ayer un mecanismo de intervención en los dólares paralelos. Vistió lindo el sapo que se va a tragar el Fondo pero al fin y al cabo intentó dar el mensaje al mercado de que tiene capacidad de intervención en los dólares paralelos. Al mismo tiempo, en vez de bajar la tasa, tuvimos al BCRA subiéndola. Todo eso en un mes como enero que se supone fácil. No resultó tan fácil enero y debería serlo”, apuntó el director de la consultora Ledesma, Gabriel Caamaño. En esa línea, el economista anticipó unos próximos meses plagados de obstáculos que incluyen, también, la necesidad de cumplir la meta de reservas con el FMI y renovar la deuda en pesos, ambas variables con alto impacto en el dólar.
“No va a ser un año fácil en el mercado de cambios. Que a mitad de enero Massa tenga que sacar medidas y el Banco Central esté subiendo la tasa indica que el típico veranito estacional del mercado duró bastante menos”, dijo Caamaño.