El presidente de los Estados Unidos criticó con dureza a sus seguidores, que el miércoles asaltaron el edificio del Congreso durante la sesión especial para certificar los resultados de las elecciones del 3 de noviembre
Un día después de los disturbios en el Congreso de los Estados Unidos, que dejaron un saldo de al menos 5 muertos y decenas de heridos, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este jueves que “los manifestantes que se infiltraron en el Capitolio han profanado la sede de la democracia estadounidense”, su más contundentes crítica al accionar de sus seguidores durante la sesión especial para certificar los resultados de las elecciones del 3 de noviembre.
“Estados Unidos es y siempre será una nación basada en la ley y el orden”, señaló Trump en un video publicado en su cuenta de Twitter.
“A aquellos que incurren en actos de violencia y destrucción, les digo que ustedes no representan nuestro país; y a los que quebraron la ley, pagarán”, agregó.
Trump, quien hasta el miércoles se rehusaba a reconocer los resultados de las elecciones en las que se impuso el demócrata Joe Biden, aseguró en el video que se concentrará ahora en asegurar una transición de poder ordenada.
“Una nueva administración asumirá el 20 de enero. Me concentraré ahora en asegurar una transición ordenada, intachable y sin problemas”, dijo.
“Servir como presidente de los Estados Unidos ha sido el honor de mi vida”, expresó Trump.
Desde que el demócrata Joe Biden resultara ganador de las elecciones del 3 de noviembre, tanto en el voto popular como en voto electoral, Trump ha estado denunciando una campaña sistemática de fraude en diferentes estados, a pesar de no haber podido, hasta el momento, presentar evidencias y de que sus muchas denuncias judiciales fueran descartadas por los tribunales.
El mandatario republicano se había negado, hasta ahora, a reconocer la derrota y en los últimos meses estuvo arengando continuamente a sus seguidores y a sus aliados políticos para intentar revertir el resultado. Su última apuesta consistía en que su vicepresidente, Mike Pence, se negara a certificar la victoria de Biden durante la sesión especial que tuvo lugar el miércoles. Pero Pence indicó ese mismo miércoles por la mañana que no haría tal cosa, eliminando la última chance real de Trump.
Una jornada fatídica
Poco antes de que la sesión especial del miércoles para certificar la victoria de Biden comenzara, Trump celebró un mitin político en Washington DC frente a sus seguidores y a pocos metros del capitolio. Allí volvió a asegurar que la victoria de Biden en las elecciones estaba basada en el fraude y proclamó haber ganado los comicios.
“Juntos estamos decididos a defender y preservar el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, dijo Trump frente a los asistentes. “Nosotros luchamos. Luchamos endemoniadamente. Y si no luchan endemoniadamente, ya no van a tener un país”, arengó, de acuerdo al Boston Globe.
“Vamos a caminar por la Avenida Pennsylvania, y vamos a ir hacia el Capitolio y vamos a intentar darle a los republicanos la clase de orgullo y audacia que necesitan para recuperar nuestro país. Así que caminemos por Avenida Pennsylvania. Quiero agradecerles a todos. Dios los bendiga y Dios bendiga a Estados Unidos”, expresó.
Minutos después, miles de personas avanzaron hacia el Capitolio, superaron las dos barreras perimetrales, hiriendo a numerosos policías, y ocuparon las escalinatas del edificio. Desde ese punto comenzaron a forcejear hasta romper ventanas y puertas e ingresaron en el recinto del Congreso, que contiene al Senado y a la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
La sesión especial debió ser suspendida y los legisladores evacuados, mientras los seguidores de Trump, muchos de ellos armados, se sacaban fotos en los hemiciclos y ondeaban banderas de la Confederación, el bando perdedor en la guerra civil que se peleó en el país en el siglo XIX y que estuvo en parte motivada por la esclavitud. La bandera es hoy símbolo en el país de la ultraderecha.
Las escasas fuerzas de seguridad presentes en el Capitolio comenzaron entonces a intentar recuperar el control del edificio, el cual obtuvieron cuando caía la noche. Poco después unidades de la Guardia Nacional del Estado de Virginia arribaron para ayudar a estabilizar la situación.
Al menos cinco personas murieron en los disturbios, incluyendo una veterana de la Fuerza Aérea que recibió un disparo en el pecho tras ingresar el recinto y un policía, decenas resultaron heridos y hubo hasta el momento 68 arrestos.