Trump, obligado a desdecirse y recurrir a la financiación externa, ante el aumento de la recaudación de la candidata demócrata.
Con su cara y con su cruz, Hillary Clinton es la indiscutible dominadora del mundo de Wall Street, la principal fuente de financiación de la campaña presidencial en Estados Unidos. Dice mucho de la enorme capacidad de la maquinaria Clinton para reforzar su esperanzadora campaña y convertirse en la primera presidenta del país. Pero también ofrece el flanco débil de las amistades peligrosas que su todavía rival en las primarias, Bernie Sanders, ataca una y otra vez.
En una nueva muestra de fortaleza, la exsecretaria de Estado ha logrado atraer hacia sus arcas a donantes que comenzaron el proceso en apoyo de dos exaspirantes republicanos, Jeb Bush y Marco Rubio. Según un análisis de los fondos de financiación de campaña elaborado por el Centro de Iniciativas Políticas, una organización independiente, serían más de medio millar los donantes que comenzaron respaldando a candidatos republicanos con al menos 200 dólares, y que ahora estarían aportando dinero a la aspirante demócrata.
El cambio de parecer ha sido radical en algunos de ellos, como es el caso de Mario Paredes, un hispano dedicado a la inversión en Merril Lynch, que el año pasado comenzó haciendo donaciones en favor de la campaña del exgobernador de Nueva York, George Pataki. Ante el escaso recorrido del republicano y cuando Trump irrumpió en la campaña con sus arremetidas contra el mundo hispano, Paredes decidió destinar todo el dinero permitido a Hillary Clinton: «No puedo aceptar algunas declaraciones de Trump, sobre todo las que hacen referencia a los hispanos».
Ralph Herzka, director ejecutivo y fundador de la asesoría de inversión Meridian Capital Partners, todavía fue más lejos en su giro. Después de haber aportado 2.700 dólares al propio magnate, molesto por sus exabruptos, reorientó su dinero y destinó 5.400 dólares a Clinton, a la que va a continuar apoyando.
La ex primera dama ha logrado recaudar ya 4,2 millones de dólares para su campaña en Wall Street, la candidata que más con gran diferencia. En una clara evolución al alza con respecto al año pasado, sólo en marzo acumuló aportaciones por 344.000 dólares, según la citada organización, a cuyo informe se remite «The Wall Street Journal».
Financiación ajena de Trump
Frente al avance de Clinton, su rival Trump, considerado «presunto nominado» por su partido, se ha mantenido hasta ahora lejos en gran parte de la financiación externa. El magnate, que se ha autofinanciado tres cuartas partes de los gastos de la campaña, ha venido presumiendo antes sus seguidores que él no necesitaba donantes que «después te obligan a hacer lo que ellos quieren». No en vano, sus seguidores se han mostrado convencidos de su honradez a prueba de bomba, precisamente por no tener necesidad de recibir dinero ajeno. Hasta el punto de que apenas un 1% de su financiación habría salido de Wall Street.
Sin embargo, a las puertas de la elección presidencial, Trump va a rectificar. Ante el desafío que supone alcanzar la presidencia de Estados Unidos y la necesidad de poner toda la carne en el asador en una campaña que promete ser intensa, su equipo ya ha reconocido que empezará a abrir sus arcas a la financiación ajena. Incluido un SuperPAC (comités de recaudación polémicos por su opacidad y contra los Trump ha arremetido repetidas veces) que, pese a no estar vinculado al mundo conservador ni al Partido Republicano, o quizá por eso, puede convertirse en el principal sustento del magnate.