¿Dónde habita la pobreza en Alemania?

Para saber quién es pobre en Alemania, no solo hay que tener en cuenta los ingresos, sino también el poder adquisitivo.

Cada cual es libre de sentirse pobre. Sin embargo, la pobreza se puede definir oficialmente. Quien tenga menos del 60% de la renta media en Alemania, se considera  pobre. Y ahora, en cifras: quien tenga 917€ al mes o incluso más, no es oficialmente pobre. Pero hay un inconveniente. En Múnich, la gente puede comprarse menos cosas con ese dinero que en un pueblo de Baja Sajonia. Empezando por el alquiler, la cesta de la compra, los museos o incluso la peluquería: Todo es mäas caro en la capital bávara. Por este motivo, el Instituto de Economía Alemana (IW) creó un término para investigar la pobreza, relacionado con el poder adquisitivo y no con los ingresos. Quien tenga menos del 60% de poder adquisitivo medio, es pobre. Dicha institución investiga la pobreza en Alemania, teniendo en cuenta este criterio.

Ni Este ni Oeste

Lo soprendente de este estudio es que casi no hay desnivel, teniendo solo en cuenta los ingresos, entre el Este y el Oeste. “Los problemas se hallan más bien en las ciudades que en el este alemán”, dice el coautor de la investigación a DW, Christoph Schröder. El instituto concibió dos mapas del país teniendo en cuenta ambos aspectos. Los dos difieren mucho.

Los estados del Este, como Turingia, Brandeburgo y Sajonia, por ejemplo, se hallan por debajo del promedio alemán en cuanto al reducido poder adquisitivo, si bien es verdad que sus habitantes ganan relativamente poco. Las zonas problemáticas son las ciudades, sobre todo, en el Oeste. Gelsenkirchen tiene una cuota de bajo poder adquisitivo del 28,4% y Colonia del 26,2%. Incluso Düsseldorf y Aquisgrán, ciudades conocidas por su bienestar económico, comparten un 23% de personas que son pobres, teniendo en cuenta dicho criterio. El lugar mejor situado es un distrito rural en el Lago de Constanza con un 8,6%.

Pero, ¿a quién exactamente le va mal en las ciudades? Sobre todo, a tres grupos que no pueden seguir pagando los altos alquileres ni los precios de las ciudades: desempleados, personas con trasfondo migratorio y hogares monoparentales. “Estos grupos viven con más frecuencia en las ciudades que en las zonas rurales”, dice Schroeder.

Más ayuda para ciertos grupos

Con otras palabras: el hecho de que estos grupos vivan con frecuencia en las ciudades, supone ya una gran parte del problema. Sin embargo, los desempleados que ya habían vivido con anterioridad en una gran ciudad, esperan encontrar allí un nuevo trabajo. Los inmigrantes conocen a otros inmigrantes en las ciudades y disponen allí de una mejor infraestructura. Los padres solteros o separados encuentran más fácilmente una plaza en la guardería o colegios en la ciudad que en zonas rurales. Es decir, todos estos grupos tienen motivos de peso para vivir en la ciudad.

Los autores de la investigación no recomiendan por ello que las personas en peligro de caer en la pobreza se muden al campo. Significaría estar muy alejado de la realidad. Schroeder aconseja a los políticos que “ayuden a los grupos que puedan verse afectados por la pobreza”. El Estado debería invertir más en ofertas de capacitación, fomentar colegios y guarderías a tiempo completo, construir viviendas en las ciudades. Además, los autores creen que el fomento alemán y europeo se ha centrado, sobre todo, en el Este de Alemania. En el futuro, el Estado debería practicar una política antipobreza según las necesidades y no teniendo en cuenta los puntos cardinales, Este y Oeste.

Autor: Christoph Hasselbach