Dos distritos de San Petersburgo y Moscú se rebelan y solicitan la renuncia de Putin por la guerra de Ucrania

Concejales acusan de alta traición al presidente ruso: “Estamos en contra de matar a ucranianos”.

En San Petersburgo, la ciudad natal de Vladimir Putin, un goteo de concejales ha sorprendido al país dirigiéndose al presidente ruso para decirle, educadamente, que es un traidor y un incompetente y que debe irse o ser destituido. En Moscú acaba de surgir una iniciativa similar.

Un grupo de concejales rusos del distrito de Smolny en San Petersburgo pretende dirigirse a la Duma (cámara baja del Parlamento ruso) con una propuesta para acusar al presidente de alta traición a causa de la guerra de Ucrania.

“Estamos en contra de matar ucranianos, el pretexto de desmilitarizar Ucrania es una tontería porque no debe ser nuestro enemigo y ha pasado lo contrario, que ahora tiene más armas; la OTAN es una alianza defensiva, no una amenaza”, explica a EL MUNDO Dimitri Paliuga, uno de los concejales disidentes. Acodado en un bar de San Petersburgo, este programador de 35 años decidió meterse en política cuando Rusia se anexionó Crimea: “Quiero que Rusia sea un país moderno, que se ocupe de sus ciudadanos, no de lo que hacen los americanos”.

Apenas dos días después de que trascendiese la iniciativa, en Moscú han replicado la idea con un mensaje similar. El Consejo de Diputados del distrito municipal Lomonosovsky de Moscú ha pedido al presidente ruso que renuncie.

“MUCHOS RUSOS NOS APOYAN”

La pequeña revuelta empezó el pasado día 7 en San Petersburgo, cuando un grupo de siete representantes de la junta de distrito, compuesta por 20 concejales, aprovechó la ausencia de varios integrantes del partido gubernamental Rusia Unida para aprobar por sorpresa esta iniciativa. “Es un paso puramente político, sabemos que la Duma es una marioneta y no nos hará caso”. Paliuga es un concejal independiente, cercano al partido liberal Yabloko. Tres ediles más se abstuvieron “por miedo”, dice. El edil asegura que, tras saltar a los titulares, “muchos rusos” le han escrito para decirme que le “apoyan totalmente”.

Paliuga y sus compañeros consideran que la decisión de invadir Ucrania es “perjudicial para la seguridad de Rusia y sus ciudadanos“. Los siete diputados han sido convocados por la policía para abrirles un expediente por “desacreditar” al ejército ruso. “Ayer [por el jueves] me llegó un SMS, me citaban por haber desacreditado al presidente”. Parece seguro que irán a juicio.

Desde poco después del ataque de Rusia a Ucrania, hay contempladas penas de cárcel previstas por “desacreditar” al gobierno. En Moscú el concejal Ilya Yashin fue detenido por esa razón.

El jefe de la junta de distrito, Grigory Rankov, dijo que la reunión en la que esa propuesta fue aprobada “no tenía la naturaleza de una reunión del consejo”. Según él, el grupo está “desautorizado para tomar decisiones”. Rankov calificó las acciones de los ediles como una “provocación” y un “intento de desacreditar al resto de los diputados locales”. “Como consejo municipal nos podemos dirigir a otras organizaciones”, replica Paliuga.

“UN GOBIERNO DESACTUALIZADO”

Los ediles rebeldes de Moscú denuncian que, desde el segundo mandato de Putin, “todo ha ido mal”. Señalan que el PIB no se ha duplicado, el salario mínimo no ha aumentado según las expectativas, “gente valiosa y trabajadora se está yendo en masa de Rusia, y la estabilidad prometida ha desaparecido”. Se han dirigido al presidente para decirle que “su modelo de gobierno está irremediablemente desactualizado y obstaculiza el desarrollo de Rusia”.

“Se acercan las elecciones y en unos días cambiará la composición de nuestro Consejo. Hemos ocupado nuestros cargos durante cinco años y es hora de cederlos a gente nueva, con nuevas ideas y fortalezas”, dicen en su declaración.

El texto incluye referencias demasiado claras a Vladimir Putin. “Los estudios muestran que en países con cambios regulares de poder, la gente en promedio vive mejor y más tiempo que en aquellos donde el líder deja el cargo con los pies por delante”.

Los ediles admiten los logros de Putin: “Hizo usted buenas reformas durante su primer y parte de su segundo mandato, pero después de eso todo salió mal”. Creen que “la retórica que usted y sus subordinados han usado durante mucho tiempo está imbuida de intolerancia y agresión, lo que al final ha enviado a nuestro país de regreso a la era de la Guerra Fría. Rusia es una vez más temida y odiada, y una vez más estamos amenazando al mundo con armas nucleares”.

La propuesta es concluyente: “En vista de lo anterior, le pedimos que renuncie a su cargo, ya que sus puntos de vista y su modelo de gobierno están irremediablemente desactualizados y obstaculizan el desarrollo de Rusia y su potencial humano”.

“VIVIMOS MEJOR”

En la propuesta de San Petersburgo el tono es similar. En la moción aprobada que prevén enviar a Moscú sostienen que durante la guerra jóvenes rusos están muriendo, la economía rusa está sufriendo, la OTAN se está expandiendo hacia el este y Ucrania está obteniendo nuevas armas a pesar de que Putin señaló la “desmilitarización” del país como uno de los objetivos de la invasión.

Paliuga está de acuerdo en que, “desde la anexión de Crimea en 2014, vivimos peor”. Por eso en 2019, seis años después de llegar a San Petersburgo desde la ciudad siberiana de Omsk, Paliuga decidió entrar en política local. “Estamos en contra de la guerra, a favor de las reformas económicas y de tribunales justos”. Lamenta que ahora “es peligroso decir no a la guerra”.

Cree que la postura de Putin sobre Ucrania y la OTAN está llena de contradicciones: “Se va a unir Finlandia a la OTAN y no dice nada apenas, cuando está mucho más cerca de San Petersburgo”, lamenta.

Salvo algunas manifestaciones no autorizadas en los primeros días, las autoridades rusas han conseguido reprimir las protestas callejeras. Pero en los medios ha sorprendido esta protesta institucional. Paliuga cree que el apoyo a la guerra en Rusia es modesto. “Hay un 20% o un 30% en contra, y calculo que un 20% a favor. Los demás tienen miedo”.

Paliuga cree que las actuales autoridades rusas “ya no pueden ofrecer nada a los ciudadanos, solo miedo, miedo a que si Putin no sigue vendrán los americanos. Yo no me quiero marchar de Rusia, me gusta la gente, la cultura, mi idioma… pero tener miedo no es productivo”.