Las dos detenidas llevan años en la cárcel, acusadas del secuestro y el asesinato de Fernando Martí.
En junio de 2008, una mujer disfrazada de policía paró el vehículo en el que viajaba Fernando Martí, de 14 años. El secuestro, que acabó en asesinato, fue uno de los hechos que más conmocionó a México en los últimos tiempos.
Ya han pasado cinco años y las acusadas siguen en prisión, señaladas como culpables del mismo hecho. La historia de la mujer que la justicia mexicana convirtió en dos, permanece en dos juzgados diferentes sin resolución, aunque está claro que una de ellas es inocente.
La justicia del Distrito Federal acusa a Lorena González Hernández, mientras que la justicia federal señala a María Elena Ontiveros. Los jueces conocen la situación y siguen sin dictar sentencia, incluso sabiendo que las dos mujeres están de acuerdo en cuál es inocente.
González, que permanece recluida desde septiembre del 2008, siempre ha mantenido que ella nunca estuvo paró el auto de Martí. Ontiveros, detenida desde abril de 2010, confesó que fue ella la responsable del crimen y pidió perdón al padre del joven asesinado, fundador de las tiendas de deporte Alejandro Martí.
La indignación y conmoción por el asesinato de Fernando movilizó a miles de personas que protestaron contra la inseguridad. El entonces presidente Felipe Calderón reunió a gobernadores, congresistas y magistrados, que escucharon un discurso de Alejandro Martí donde decía: “si no pueden, renuncien, pero no sigan ocupando oficinas de gobierno y recibiendo un sueldo, porque no hacer nada también es corrupción”.
Lorena González Hernández era subdirectora de un área de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), en ese entoces. Cuando el periodista mexicano Martín Moreno la entrevistó en una cárcel de mujeres de la capital, González le explicó que al terminar un día normal de trabajo fue detenida por agentes de la Procuraduría General de Justicia del DF (fiscalía).
La única prueba que hay en su contra es que el guardaespaldas de Fernando la reconoció como la mujer que detuvo el vehículo. Sin embargo, Moreno, que tuvo acceso a los expedientes del caso, afirma que en su primera declaración el guardaespaldas aseguró que la mujer que paró el vehículo “tenía el cabello rubio, corto y peinado hacia atrás”, pero que no podría hacer un retrato de ella. En una segunda comparecencia, cambió su versión y dijo que quien detuvo al auto fue un hombre. Tres meses después, declaró “sin temor a equivocarse” que la mujer que les dio el alto fue Lorena González Hernández, que no es rubia.
La primera acusada presentó pruebas de que el día antes al secuestro había estado en Acapulco, Estado de Guerrero, con su marido; y aseguró que no regresó a la capital hasta varias horas después de la desaparición de Martí. Incluso, su abogado presentó videos y tickets firmados por ella, pero no fueron considerados pruebas suficientes para evitar la prisión.
Un año después, las autoridades federales presentaron públicamente a los supuestos secuestradores y asesinos confesos de Fernando y su chofer. María Elena Ontiveros, apodada La Güera, confesó que fue ella quien detuvo el vehículo.
El entonces fiscal del DF y actual alcalde, Miguel Ángel Mancera, advirtió que podría desistir de la acusación en caso de haber existido un error. Mancera también dijo en el 2010 que las sentencias estaban próximas. Hasta hoy, “la justicia capitalina se voltea a la izquierda y la federal a la derecha, y hacen como si no se conocieran. Tenemos autoridades muy insensibles y que, con tal de mantener una imagen política, mantienen una situación como ésta. Es algo inaudito”, advirtió el periodista Moreno, autor del libro “Abuso del poder en México”.