Es un proyecto monumental, ambicioso y controvertido que algunos consideran una revolución de la ingeniería y otros califican de “quimera”.
Se trata de la Autopista Costera E39 de Noruega, una vía para vehículos que combinará pavimento clásico contúneles subacuáticos y puentes flotantes a lo largo de 1.100 kilómetros.
Su propósito es cubrir un trayecto de geografía bella pero imposible: los mil fiordos del oeste del país.
“El objetivo es unir, de norte a sur, las ciudades de Trondheim y Kristiansand”, le explica a BBC Mundo Kjersti Kvalheim Dunham, quien dirige el proyecto en la Administración Pública de Caminos de Noruega.
“Normalmente esta distancia les toma unas 20 horas a autos y camiones que usan conexiones de ferry”.
Pero con la E39 se espera reducir ese tiempo a 10 horas, además de agilizar la economía: el 57% de las exportaciones noruegas provienen de la región occidental del país.
El gobierno estima que, gracias a la superautopista, los costos de transporte de mercancías se reducirán a la mitad.
Reto para los ingenieros… y las arcas del Estado
El proyecto costará unos US$30.000 millones, una verdadera fortuna incluso para un país rico como Noruega, y se espera completarlo en 2035.
Parte de la inversión se recuperará con el cobro de un peaje, cuyo precio aún no se ha determinado.
“Es una obra única en el mundo”, le asegura Dunham a BBC Mundo.
“Si bien la mayor parte del recorrido está conformado por carreteras comunes, lo que hace extraordinario este proyecto son los puentes y los túneles especiales que planeamos construir; son la mejor solución que encontramos para atravesar esa gran cantidad de fiordos, que tienen las fisonomías más variadas que uno se pueda imaginar”.
Mapa del túnel
Según los planes de la Administración Pública de Caminos de Noruega, los túneles sumergidos unos 30 metros estarán conformados por dos cilindros de concreto paralelos, uno para cada dirección de circulación.
A su vez, cada cilindro tendrá dos carriles: uno para tránsito común y otro para vehículos de emergencias y reparaciones.
Allí donde esta solución no sea viable, se optará por puentes con pilotes flotantes (algunos de ellos suspendidos con cables de acero).
Y en algunos tramos la E39 “perforará” montañas y rocas con túneles tradicionales.
¿Sueño imposible?
Italia, EE.UU. y Japón han evaluado proyectos similares para zonas geográficas difíciles, aunque a menor escala. Pero ninguno de ellos ha prosperado.
Lo que lleva a preguntarse si una idea tan ambiciosa -y para algunos disparatada- como la autopista E39 es realmente viable?
Dunham le dice a BBC Mundo que el proyecto ya es una realidad, al menos en parte.
“Ya comenzamos a construir caminos en la zona de Bergen, en el punto medio del trayecto, y el año próximo esperamos completar el primer túnel, uno que tendrá 27 kilómetros”.
Sin embargo, Dunham admite que aún no cuentan con suficientes fondos para construir las estructuras más grandes y complejas, pero espera conseguirlos en los próximos años.
Tampoco niega la inmensidad de los desafíos técnicos: “Los fuertes vientos, las olas y las corrientes son un serio reto”.
El proyecto enfrenta, asimismo, la oposición de parte de la población de la región occidental de Noruega.
“Algunos de ellos se preguntan si vale la pena gastar tanto dinero en la E39; otros argumentan que no se necesitan mejores rutas, y hay a quienes les preocupa el posible impacto ambiental”, resume.
“A todos ellos hay que escucharlos”.