El Gobierno de Correa asegura en un comunicado que “respeta el principio de no intervención en los asuntos de otros países”.
Ecuador reconoce que “ha restringido temporalmente” una parte del sistema de comunicaciones en su Embajada en Reino Unido donde está refugiado Julian Assange, fundador de Wikileaks, desde hace cuatro años. Según un escueto comunicado emitido, “el Gobierno del Ecuador respeta el principio de no intervención en los asuntos de otros países y no se inmiscuye en procesos electorales en curso ni apoya a un candidato en especial”. La maniobra coincide con la publicación por parte del portal de filtraciones de documentos que desprestigian a la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton.
El ciberapagón que sufrió el exhacker australiano fue denunciado por el portal de filtraciones, que aseguraba que el corte se habría producido el pasado sábado por la noche, y se acusó a Quito de someterse a las presiones de Estados Unidos, concretamente del secretario de Estado, John Kerry. Este extremo ha sido negado por la diplomacia estadounidense. “Aunque Wikileaks nos preocupa desde hace mucho tiempo, todo lo que lleve a pensar que el secretario de Estado, John Kerry, o el Departamento de Estado estén implicados en el cierre (de la conexión a Internet al fundador) de Wikileaks es falso”, desmintió el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby.
La cancillería ecuatoriana señaló también que “la política exterior de Ecuador responde exclusivamente a decisiones soberanas y no cede ante presiones de otros países”. El jefe de la diplomacia ecuatoriana, Guillaume Long, en un comunicado anterior se limitó a ratificar “la vigencia” del asilo concedido a Assange hace cuatro años y “la protección” que le otorga el Estado ecuatoriano debido a que las circunstancias que motivaron la concesión del asilo no han cambiado.
Assange se ha convertido en un huésped incómodo para Ecuador, desde que pidió asilo hace cuatro años para no ser extraditado a Suecia, donde se le requiere para interrogarle por presuntos delitos sexuales que él niega, un asunto en el que Ecuador ha intentado mediar. La autonomía de Assange ha generado más de un problema. Un ejemplo es su activa intervención en el salvoconducto que el cónsul ecuatoriano en Londres extendió a Edward Snowden para que pudiera abandonar el aeropuerto de Rusia y solicitara la protección de Ecuador.
El próximo 14 de noviembre, un fiscal ecuatoriano viajará a Londres a hacer las preguntas remitidas por la fiscalía sueca. El temor de Assange es que las autoridades suecas lo entreguen a su vez a Estados Unidos, donde podría ser juzgado por espionaje tras la filtración de miles de cables confidenciales del Gobierno de Washington.