El miembro de la Academia Nacional de Educación y Rector de la Universidad del CEMA (UCEMA), Edgardo Zablotsky habló en la 99.9 sobre su libro «5 Leyes para el Renacimiento de la Educación Argentina».

La educación es un tema sensible para la Argentina y desde hace mucho tiempo, la calidad y la inversión en esta materia es un pendiente para el país.
El miembro de la Academia Nacional de Educación y Rector de la Universidad del CEMA (UCEMA), Edgardo Zablotsky habló en la 99.9 sobre el libro que publicó donde enumera «5 Leyes para el Renacimiento de la Educación Argentina». Inicialmente, señaló que «lamentablemente en la Argentina, el mejor predictor del rendimiento escolar promedio, por supuesto a largo plazo de los niños es la cuna. Es decir el elemento socioeconómico es el principal predictor del desarrollo de un niño. Sin duda hay muchos factores que afectan, pero si miramos los grandes números la mayoría de los niños que van a terminar graduándose de la universidad, no son niños de familias socioeconómicamente pobres, por así decir».
Hasta el momento, todo lo que ha implementado, en líneas generales, ayudó a la degradación de la educación y del modelo educativo y por eso, el especialista considera que se necesita aplicar algunas cuestiones de sentido común: «Dado que hay elecciones este año, todo el mundo habla que quiere una mejor educación para todos, igualdad de oportunidades, un montón de conceptos que por supuesto nadie puede no estar de acuerdo; pero en la práctica, la educación siempre queda atrás, fundamentalmente porque los resultados se ven a largo plazo, la inversión es de corto plazo y los resultados de largo plazo. Y eso es el gran problema para educación desde siempre, desde hace muchos años. Estar cambiando planes de estudio cada dos años no es la solución, el problema es mucho más de fondo».
Respecto de las cinco leyes que propone para mejorar el sistema, hizo un detalle pormenorizado de cada una: «la primera, por cierto, está aprobada ya parcialmente en el Congreso, es declarar la educación actividad social. No es posible que los chicos no tengan clase cada vez que los sindicatos docentes quieren utilizar como elemento de presión las huelgas. La provincia de Buenos Aires lo ha sufrido de una manera increíble durante mucho tiempo, pero yo creo que el porcentaje de 30% que votó la Cámara de diputados es insuficiente. Creo que es mucho más apropiado un porcentaje de presentismo no menor al 70 o 75%, que era lo que estaba planteado en el DNU, por cierto, de diciembre del 2023. Si los chicos van al colegio hoy podemos discutir si aprenden o no aprenden, podemos hablar de planes de estudio, pero si no van al colegio, es difícil».
Luego continuó: «la segunda es que hoy los padres no pueden saber, porque está prohibido, el resultado de las evaluaciones escolares, por ejemplo, las pruebas Aprender. Hay una ley que lo impide. Básicamente garantiza el anonimato de escuelas frente a padres para evitar la estigmatización. Eso es una locura, o sea un padre tiene derecho a saber el rendimiento del colegio donde va su hijo, y el rendimiento del colegio que está a dos cuadras, para eventualmente quejarse y enojarse. Si no hubiese sido por los grupos de madres organizadas en pandemia, hubiésemos tenido cerrado muchísimo más tiempo los colegios. Esa es la realidad. Entonces, si queremos una mejor educación, sencillamente hay que involucrar a las familias, para mí eso es central».
Como tercer punto importante, señaló que «mucho se habla de algo que se llama mecenazgo cultural, deducciones impositivas para eventos culturales, lo cual me parece muy bien, por cierto, pero no existe una ley similar de mecenazgo educativo. Propongo una ley que existe hoy en el Uruguay, que permite la existencia en barrios muy pobres de colegios que se mantienen con donaciones en base a esta ley».
También destacó la idea del voucher educativo que bien utilizado, puede servir para equiparar educación: «la cuarta es replicar sencillamente una ley que hoy está votando en el Congreso americano que permite desgravaciones impositivas a familias, empresas y personas que donen a ONG sin fines de lucro, que utilicen dicho fondo para educar a niños de familias desfavorecidas en colegios a elección de los padres. Es la idea que está detrás de la libertad educativa, del voucher educativo que es darle más libertad a los que menos tienen para darle una mejor educación».
Por último, y como quinto punto, señaló que «no existe en el mundo un país como la Argentina donde no existe por ley ninguna posibilidad de evaluar a los chicos cuando salen del colegio secundario antes de ingresar a la universidad. Ya sea un examen de fin de secundaria o cualquier tipo de evaluación que permita motivar a los chicos, por un lado a estudiar en el secundario y a no taparlos, porque la Argentina tiene el mayor porcentaje de estudiantes universitarios de toda Latinoamérica y el menor de graduados. La desaparición es brutal. Son chicos que pasan años estudiando y terminan sin graduarse. Ese es el peor de los mundos. Una mejor alternativa que propongo es cambiar el secundario siguiendo los modelos de los países centroeuropeos, básicamente llamado dual alemán, que a partir del tercer año, para los estudiantes que así lo desean se van entrenando, tienen horas de estudio en el colegio y horas de entrenamiento en empresas, fácilmente 300 profesiones y conforme pasan los años termina el secundario con una profesión, te da una salida laboral».